El efecto más pernicioso del centralismo es que introduce la idea de que solo en la capital de la República se piensa bien. Que se lo crean quienes diario desayunan en los comederos elegantes de la avenida Masaryk no me preocupa, pues de su limitada experiencia vital poco puede esperarse. Pero quienes vivimos en la provincia, no debemos dejar que tan negativa idea se apodere de nuestra mente.
Traigo lo anterior a cuento, porque recientemente asistí al VII Congreso Nacional de Derecho Constitucional, en la amabilísima ciudad de San Luis Potosí. Importantes investigadores de la teoría constitucional, tanto nacionales como extranjeros, se dieron cita en la ciudad de Ponciano Arriaga, para desmenuzar los defectos que tiene nuestra casi centenaria Carta Magna.
Varios achaques señalaron los doctos doctores al documento revolucionario. Diagnosticaron inflación de su articulado, defectos técnicos graves en la redacción, poca claridad en los motivos de las reformas recientes, exceso de disposiciones reglamentarias. En fin, males sin cuento que nos hacen pensar que, como Mr. Burns, nuestra Constitución no muere, porque tiene tantos males que unos a otros se sostienen en precario equilibrio.
El tratamiento: necesaria cirugía mayor para la que ya se apresta el quirófano, implica liposucción de disposiciones que deben pasar a leyes secundarias, grapa gástrica al procedimiento de reforma para que no vuelva a permitir inflación, y clavos de metal en los desviados huesos de la estructura.
Y aquí viene el orgullo de que nuestro estado ponga el ejemplo, pues nuestra Constitución local, revisada de forma íntegra en la reforma de 2008, fue puesta como modelo a seguir, por sus artículos precisos, coherencia ideológica, así como texto técnicamente bien redactado.
Tienen razón. Tenemos una buena carta local en Querétaro. Y desde luego no padece ninguna de las graves enfermedades del texto nacional.
La nuestra es una carta garantista, así se anota desde la exposición de motivos y el articulado es concorde. Claro, no es perfecta, algunas disposiciones como la que se refiere a la educación me parecen equivocadas, así como la supresión del “Arteaga” del nombre de nuestra entidad, pero sin duda está libre de todas las fallas y defectos de su ilustre pero achacosa hermana.
Y tienen casi la misma edad….
Por: Luis Octavio Vado Grajales
http://elconstitucionalista.blogspot.mx/