Según las cifras oficiales proporcionadas por el Sistema Nacional de Seguridad entre el 2014 y el 2013 se habían observan disminuciones en delitos como el homicidio
Sergio Ibarra
Un cuestionamiento prevaleciente en cualquier conversación de todos los niveles socioeconómicos que integran nuestra sociedad. A cualquiera le preocupa la Seguridad.
Ahora bien, la forma en que el Estado valora la Seguridad es a partir de la comisión de delitos, de acuerdo con las cifras oficiales proporcionadas por el Sistema Nacional de Seguridad entre el 2014 y el 2013 se habían observan disminuciones en delitos como el homicidio que se redujo en un 15%, el secuestro 18%, la extorsión 14% o el robo de vehículo en un 22%. Sin embargo, en el 2016, el delito que mas contribuye al deterioro de la Seguridad, el delito, tuvo un incremento del 36%, pasando de 14 mil 382 casos en 2015 a casi 19 mil casos.
De acuerdo con la encuesta del INEGI del 2016, el número de víctimas a nivel nacional se habría incrementado del 2010 al 2014 en un 18%, sin embargo, entre 2013 y 2016 se ha mantenido el nivel de victimización, lo que significa que el nivel de inseguridad no ha disminuido en los últimos tres años. Es de subrayar que para el año 2015 el 94% de los delitos no se denuncian, lo que se denomina la cifra negra. Por ello, es que es tan significativa la cifra generada por el INEGI, ya que detecta víctimas que no denunciaron un delito. En general, estas cifras indican que 3 de cada 10 mexicanos son víctimas de algún delito.
La medición del estado de la seguridad es quizás el desafío metodológico de mayor alcance al que se enfrentan la dupla gobierno y sociedad, más aún en un entorno democrático. Es preciso aceptar de que se trata de un fenómeno complejo y por tanto, cualquier ángulo desde el cual se pretenda medir el estado de la seguridad de un Estado o de la nación comprenderá situaciones relativas, tanto de la forma en como se recopila un dato, como del tratamiento que se le dé. Y a lo anterior, habría que agregar que si el gobierno en turno cambia la línea de base, se pierde la posibilidad de hacer comparativos y saber con algún nivel certeza confiable, si la seguridad mejora o empeora. Sin embargo, los datos oficiales más confiables indican un deterioro paulatino de la Seguridad en la nación y ello corroborado con la percepción ciudadana.
¿Cuál es el fenómeno que ha sucedido en Querétaro?
El primer elemento que se debe tener en consideración es la migración interna y externa que tanto la Ciudad capital como el Estado en su conjunto ha tenido en los quince años previos a las mediciones citadas. Entre 1990 y el año 2000 , la población creció un 33% y en la siguiente década, de 2000 a 2010 en un 31%. Es decir, cada 10 años las ciudades del Estado deben incrementar en un 30% su infraestructura y sus servicios. A lo anterior en la década en curso hay que agregar la llegada de 30 a 40 familias al día, una dispersión creciente y continua de la Ciudad que disminuye la población por hectárea, una turbulencia social de éstas dimensiones lo mínimo que puede causar, es que la seguridad se deteriore, por las complejas interrelaciones que causa y las complicaciones que genera a operativos policiales de vigilancia, prevención y respuesta.
El segundo elemento, es que Querétaro ha dejado de ser la isla que le permitió ser sino el primero, el segundo estado con mayor nivel de seguridad en la década anterior. Lo anterior, originado por la recomposición de las bandas de narcotráfico y por el surgimiento de nuevas rutas de la droga hacia los Estados Unidos cuando Estados vecinos han sido objeto de ataques hacia la sociedad y de la persecución por parte de las FFAA, como los son Michoacán y Guanajuato en los últimos 4 años.
No es un secreto la ola de secuestros exprés que se desató en la zona vecina de Apaseo, Guanajuato, entre el 2015 y el 2016. La migración también atrajo mayor narcomenudeo y con ello una mayor operación de narcotraficantes en la capital y en el Estado, con las implicaciones sociales que ello contiene.
El tercer elemento, el crecimiento de la capital queretana se alimenta de inversiones de empresas que encuentran atractivo al Estado no solo por el costo de mano de obra nacional pero sobre todo por su localización geográfica, lo que da ventajas logísticas, generando progreso, pero también el contraste social se ha hecho mas evidente entre los nuevos fraccionamientos y edificios que se han construido y las zonas en la ciudad capital de menores ingresos. No es gratuito que incremente el robo a casa habitación sea el delito con mayor incidencia en los últimos años.
El cuarto elemento, es el desorden social que se manifiesta de muchas formas en la comisión de delitos, desde mercancías ilegales hasta la generación y evolución de una mayor cantidad de pandillas a bandas en el Estado, es lo que podría explicar el incremento de números de delitos cometidos con violencia. Este fenómeno debe ser digno de ser analizado y atendido en sus raíces.
En particular en nuestro Estado, según la encuesta del INEGI, la victimización disminuyó de 30,991 en 2015 a 28 128 en 2016, si bien es una disminución de casi un 10%, lo que es una buena noticia que se suma al proyecto Cosmos implantado por el actual Gobernador, que ha estimulado una mayor denuncia de delitos, la realidad es que la incidencia se mantiene aún en un nivel alto, queda mucha tarea por hacer.
La misión que enfrenta la sociedad y el gobierno es, con más o con menos indicadores, contener estos fenómenos que están amenazando la paz y el prestigio del Estado.
Para ello, se requiere de diálogo, mucho dialogo, para comprender los fenómenos que causan inseguridad y construir soluciones concretas a los problemas específicos que hoy aquejan y atentan contra la convivencia pacífica.
La misión requiere de muchas cosas, pero sobre todo, de liderazgos firmes que atraigan a la ciudadanía a enfrentar esto en forma conjunta.