Este lunes 15 de mayo se van a celebrar 150 años del llamado ‘Triunfo de la República’, un hecho histórico que se realizó en la ciudad de Santiago de Querétaro y que marcó un momento decisivo para la historia de la nación, al ser derrotado el Imperio de Maximiliano y dar por concluida la intervención francesa a nuestra patria.
Desafortunadamente, la memoria del mexicano muchas veces olvida estas fechas y las pasa desapercibidas, máxime que en este mismo día se celebra el “Día del Maestro”; sin embargo, creo que es justo recordar este acontecimiento que, como decía en líneas anteriores, es decisivo para la historia mexicana.
Se nos han olvidado a los mexicanos ciertos acontecimientos históricos que ahora son fundamentales para entender lo que es la nación; uno de ellos, es la intervención que hicieron los franceses a finales de los años 50 del siglo XIX, por medio de la cual establecieron en el país una monarquía constitucional a cargo del Emperador Maximiliano.
Dicha monarquía fue débil, no encontró el apoyo del pueblo y se dejó a que corriera la suerte del destino por las fuerzas que apoyaron a los franceses en su llegada a México.
Creo que lo único que recordamos los mexicanos de la intervención francesa es la heroica defensa de la ciudad de Puebla el día 5 de mayo de 1862, en la cual las fuerzas mexicanas, al mando del general Ignacio Zaragoza, lograron ganar una de las batallas más importantes de la historia al Ejército que se consideraba el más poderoso del mundo.
Desafortunadamente, este hecho solo fue el comienzo de una serie de luchas entre los invasores y la República, esta última representada por el Presidente Benito Juárez, quien, de manera itinerante, recorrió la nación para defender la República.
Mucho se puede escribir sobre estos acontecimientos históricos, sobretodo en relación al Imperio Mexicano de Maximiliano o a la República Juarista y su itinerante situación. Fueron años difíciles para la Patria y que concluyeron el día 15 de mayo de 1867, con la rendición del último reducto del Imperio, que era la ciudad de Santiago de Querétaro, la cual se encontraba sitiada y, literalmente, aislada por parte de los republicanos que luchaban al lado del Presidente Juárez.
Desde que llegó el emperador Maximiliano a la capital de nuestro estado el día 19 de febrero de 1867, se dio inicio al llamado ‘Sitio de Querétaro’, dando también comienzo el declive definitivo del fracasado empeño reaccionario de establecer una monarquía en México, con el apoyo de Napoleón III.
El cerco del sitio fue formado por tropas del Ejército del Norte, fuerte, con 10 mil hombres; con 7 mil soldados del Ejército de Occidente; y con ciudadanos que espontáneamente se unieron a los defensores de la Patria.
Al pasar los días y con la ciudad completamente sitiada, Maximiliano, irremediablemente perdido por la falta de municiones y de víveres, por la división existente entre sus generales y, ante todo, por el constante y renovado amago de los saldados republicanos, decidió rendir plaza.
Para tal efecto, nombró al coronel Miguel López, comandante del Regimiento de la Emperatriz, para ofrecer al general Mariano Escobedo la capitulación de la plaza, condicionada al respeto de la vida de Maximiliano y a su salida del país.
El general en jefe republicano contestó al coronel López que las instrucciones del Presidente Juárez eran terminantes: rendición incondicional del enemigo o, en caso contrario, batirlo hasta vencer.
La entrega de Querétaro, en la forma exigida por el gobierno republicano, se efectuó en la madrugada del día 15 de mayo de 1867, al penetrar las tropas republicanas en el Convento de la Cruz, que era la posición más fuerte de los sitiados.
Es así como el Imperio de Maximiliano termina en México y la vida del emperador concluye el 19 de junio de 1867 con su fusilamiento en el emblemático Cerro de las Campanas.
Del día 15 de mayo de 1867 nos queda el telegrama que se envió al C. Presidente de la República, comunicándole lo que pasaba en Santiago de Querétaro.
Dicho telegrama dice lo siguiente:
“Ciudadano Ministro de Guerra: A las tres de la mañana de hoy se ha tomado la Cruz por nuestras fuerzas, que sorprendieron al enemigo en dicho punto. Poco después fue hecha prisionera la guarnición de la plaza, que ocuparon nuestras tropas, a la sazón que el enemigo, con parte de los suyos, se replegaba al Cerro de la Campana; abatido eficazmente por nuestra artillería; en gran desorden por fin, como a las ocho de la mañana, se rindió a discreción, en el expresado cerro, Maximiliano con sus generales Castillo y Mejía. Sírvase usted dar cuenta al ciudadano Presidente mis felicitaciones por este importante triunfo de las armas nacionales. Mariano Escobedo”.
El anterior telegrama se le entregó al Presidente Juárez en la ciudad de San Luis Potosí a las 4:00 de la tarde y con esto concluyó una de las etapas más complicadas para la Patria, que ahora, a 150 años de distancia, recordamos los queretanos y los mexicanos.
La historia se siguió escribiendo y la República Mexicana triunfó.
Comentario al margen: Mañana felicitamos a todos los maestros en su día. Una verdadera misión es la que realizan los verdaderos maestros que a diario enseñan a los niños y jóvenes en las aulas de clases y que son ejemplos de vida para cada uno de ellos. Mi reconocimiento a esta loable labor, de la cual yo también participo desde hace 14 años. Muchas felicidades.