Seth Pérez
MTIA. Coordinador académico en el ITAM del diplomado ‘Inteligencia de Negocios’ y del seminario ‘Datos que transforman: Movilidad, empleo y salud’.
Ante la emergencia, cualquier ayuda es buena, pero ¿cómo organizar un mar de ayuda para que cumpla su objetivo?, ¿cómo hacer que fluya correctamente la información cuando interviene tanta gente? Desde el martes 19 por la noche, la población comenzó a mandar ayuda y organizar el rescate de víctimas en los centros de desastres de las ciudades afectadas. Sin embargo, la cantidad de víveres, equipo de rescate, medicamentos y voluntarios no llegó como se requería, a pesar de la buena voluntad de todos. Llegó ayuda a lugares donde ya tenían, mientras en otros faltaba. ¿Cuál fue el error de información que no permitió conectar ayuda-necesidad a pesar de contar con tantos voluntarios, medios y redes sociales?
Esa noche del martes, salí a buscar en dónde ayudar y llegué a la Cruz Roja Polanco, para trasladarme a cualquier zona de desastre. Por la gran cantidad de personas que estaban llevando víveres, agua y medicinas, decidí quedarme a colaborar ahí en lo que fuera. Al poco rato, la cantidad de motos que llevaban agua a los rescatistas y los autos que buscaban dejar ayuda complicaron la labor de organizar las donaciones. Esa noche decidí crear una plataforma de información para lograr un poco de eficiencia entre los que pedían ayuda y quienes la ofrecían, y unir a los que veía en redes sociales haciendo esa labor.
El miércoles salí a ayudar a la Roma y Condesa. Por la noche, con un grupo de amigos, ya teníamos lista una plataforma para gestionar la ayuda. Al igual que yo, otros hicieron lo mismo. El jueves, entre llamadas y mensajes canalizando ayuda, logré contactar a varios activistas que vinculaban la información de requerimientos y de necesidades. Cada organización con su red de voluntarios, plataforma y medios. El trabajo de vincular lo hacíamos cada quién por móvil. Todos buscábamos cómo lograr contar con información vigente, confiable, certera y en tiempo. Sin embargo, no lo podíamos lograr.
Este domingo el primer reto se logró. Un colectivo de más de 300 programadores lanzó una aplicación para centralizar información, compartirla, administrarla y difundirla. El siguiente reto será mantener informado para unificar acciones a voluntarios de organizaciones y a los que se quieran sumar en la siguiente etapa, la reconstrucción.