La sociedad queretana se ha visto forzada a evolucionar. La ciudad crece a un ritmo acelerado y descontrolado, y se llena de mobiliario urbano que en otros tiempos parecía inimaginable, tales como las plagas de pantallas espectaculares y sus pequeñas réplicas llamadas mopis.
Además de lo anterior, tenemos que lidiar con un cargadísimo tránsito vehicular que no cede en ningún momento, y que provoca desesperación colectiva mientras se acerca más la hora de llegada a sus destinos. Podría ser simple resolverlo: salir antes. Pero ¿qué pasa cuando no es suficiente con salir más temprano de casa? Poco a poco hemos modificado nuestros hábitos para llegar a tiempo, antes eran 15, ahora hay qué salir con hasta 40 minutos para llegar a tiempo, y no se diga si el trayecto se recorrerá en camión, ahí puede ser hasta hora y media el trayecto.
Eso, mi respetable lector, incide directamente en la calidad de vida de nuestra ciudad. Y aunque el problema es multifactorial, podemos identificar claramente que hoy la movilidad no ha sido atendida adecuadamente por los Gobiernos; sin embargo, viene una etapa difícil que Querétaro ya vivió, viene un éxodo capitalino como en la segunda mitad de la década de los 80, algo así como un ‘déjà vu’.
Las autoridades saben que la zona metropolitana de Querétaro está saturada y no cuenta con infraestructura vial ni de servicios suficientes, lo único que tenemos son muchas casas en serie para vender. Y no se trata de ampliar calles, puentes y crear miniparques, se trata de analizar técnicamente las mejores opciones para contribuir a una mejor ciudad, integrando a nuestras universidades y a los grandes urbanistas queretanos. No podemos esperar un futuro inmediato prometedor en cuanto a calidad de vida, se vendrán inversiones históricas en materia de obra pública, en generación de empleos, en creación de fraccionamientos, pero eso no es la solución; siempre debe hacerse un llamado a las autoridades para que hagan las cosas desde la perspectiva ciudadana. Es momento de olvidar la trascendencia política y comencemos a pensar en la permanencia de nuestra ciudad.