En 2010, en el entonces llamado Comdex, hubo una ponencia a la que muchos de los asistentes tacharon de “alucinada y carente de sustento”.
Básicamente se postulaban dos tesis:
1) Para 2015, estarían en vías de extensión los teléfonos de los domicilios particulares.
2) El cobro de llamadas de larga distancia dejaría de existir.
Efectivamente, en esos momentos parecía algo difícil de comprender, proyectar y sobre todo, de pensar que fueran posible esos postulados, aunque algunas #MentesDigitales sabíamos que existían ya elementos que apoyaban dichas tesis y que, además, ya estaban al alcance de prácticamente todo aquel que tuviera una conexión a internet, aunque, si bien es cierto, en ese momento no estaba tan generalizado el uso de los ‘smartphones’.
Pues bien, hoy, ¿quién de ustedes, o de las personas que conocen, tiene ubicado su teléfono particular, domicilio? Es más, ¿a quién, aparte de sus papás y mamás, le marcan a su casa? No hay mucho más que decir para comprobar que dicha tesis es ya una realidad.
En cuanto a la segunda tesis, en estos días estoy atendiendo asuntos que me llevaron fuera del país; sin embargo, mi comunicación con algunas personas, quienes no sabían que estaba fuera, ha sido como si estuviera sentado en la sala de mi casa, o en mi escritorio de la oficina.
Herramientas como WhatsApp, Google Duo y Skype, además del envío de archivos por correo electrónico, hacen que, efectivamente, el cobro por llamadas de larga distancia, por lo menos a lo referente a todas las que he realizado, sea, como decía mi compadre Benítez, ‘casi gratis’.
Y no digo totalmente gratis, porque las llamadas que he hecho desde Skype a números fijos o celulares de México tienen el tremendo costo de 0.01 dólares, es decir, un centavo de dólar por minuto, y eso cuando es totalmente indispensable comunicarse a un teléfono fijo o móvil directo.
Por lo tanto, ¿cuánto gastamos ahora en las llamadas de larga distancia?