El último fin de semana de enero, dos atletas legendarios fueron protagonistas: el más grande tenista y el más grande golfista de la era moderna; pero sus situaciones no podían estar más alejadas entre sí. De cualquier manera, Roger Federer y Tiger Woods acaparan los ojos de millones.
Roger es precisión. Su juego es perfecto para cualquiera que quiera aprender a jugar al tenis. Por eso, y conseguir su título de Grand Slam número 20 este domingo en Melbourne, debe ser considerado, simplemente, como el mejor defendiendo el trofeo que sorprendió al ganar el año pasado tras cinco años sin títulos grandes, y ahora suma tres en un año.
Por otro lado está Tiger, que rompió tantos récords que se creó el término “Tiger proof”, a prueba de Tiger, para evitar que siguiera superando a algunos campos como si se tratara de canchas públicas. Tiger es el único en tener los cuatro ‘majors’ modernos simultáneamente.
Ganó 14 en total y fue por varios años el atleta mejor pagado del mundo, pero las lesiones, principalmente, y problemas personales lo han alejado de los triunfos.
Este fin de semana, Federer venció en la final del Australia Open al croata Marin Cilic en cinco sets, entonces el maestro siguió con su leyenda. El mismo Roger, a los 36 años, no podía creerlo, tras vencer a Nadal en una final épica y de otra época el año pasado, lo hizo de nuevo.
Tiger hace 10 años ganó su último major, cuando empezaron las lesiones. Su victoria casi con una sola pierna en el US Open en 2008 es de leyenda, y tras numerosos problemas en la espalda volvió al golf. Millones vieron al Tiger en Torrey Pines, la misma cancha donde obtuvo aquel US Open, y donde 888 días después superó un corte y terminó en el lugar 23 con tres bajo par.
El futuro puede ser bueno para Tiger si sigue sin lesiones. La carrera de un golfista es más larga y a los 42 años aún le podría quedar una década de buen golf, y viendo lo que hizo Federer, que de ganar un grande en 2019 sería el tenista de mayor edad en lograrlo, podríamos, por qué no, pensar en que Tiger vuelva a rugir y siga tras el récord de 18 majors de Jack Nicklaus, así que a pesar del contraste actual, la grandeza los hace a ambos leyendas.