En los años 30, personas fallecían a temprana edad por causa de enfermedades transmisibles e infecciones en el aparato digestivo y respiratorio. Estas se controlaron o erradicaron gracias al incremento de servicios como agua potable, alcantarillado, hospitales, avances médicos, vacunas y educación entre la población.
Hoy, la esperanza de vida se ha extendido y las principales causas de muerte son enfermedades del corazón, diabetes mellitus, cáncer, y tumores malignos. Todos obedecen a los cambios de hábitos, comida procesada, contaminación, vicios y largos períodos de sedentarismo asociados a la poca actividad física que se desarrolla desde la juventud y se incentiva desde la niñez.
Datos de la Conapo (Consejo Nacional de Población) declaran que, durante el primer trimestre de 2016, se contabilizó en México 121 millones 803 mil 321 habitantes en el país, donde la población de 60 años y más representaba 13 millones 928 mil 310 habitantes; aproximadamente 11.4 por ciento, mostrando el mayor índice de envejecimiento en las ciudades y perfilándose con incrementarse año con año.
Como ejemplo, en la CDMX por cada 100 jóvenes menores de 15 años hay 50 adultos mayores; este proceso de cambios implica múltiples transiciones en la economía familiar, social, política, urbana, epidemiológica y demográfica.
Cabe reflexionar puntualmente en nuestros propios hábitos, desde los alimenticios hasta los de movilidad.
Aparte de acondicionar y estar preparados en nuestras casas sobre las exigencias y adaptaciones físicas para personas mayores, también en la ciudad –casa de todos– debemos perfilar calles adecuadas para todo tipo de peatones (con bastón, sillas de ruedas), cuestionar a nuestras familias sobre el uso racional del auto en distancias cortas e incentivarlos a caminar, tomar la bicicleta, transporte público, además de fomentar salud. Debemos promover el respeto y tolerancia hacia los diversos actores de la ciudad, en cruces, calles y vías rápidas, no sea que lo que nos desagrada sobre iniciativas incluyentes un día nos haga falta a nosotros mismos.