Se han realizado grandes esfuerzos educativos para remediar la situación global de la ecología, pero los resultados no han sido tan significativos. ¿Por qué la actual educación ecológica no ha conllevado un mejoramiento del medioambiente?
1. El problema de fondo. No es suficiente dar información ecológica para que mejore la situación. Más bien, se requiere un cambio de hábitos tanto de consumo como de respeto a la vida. Sin embargo, el modelo educativo actual genera una especie de ‘esquizofrenia’, pues muchas personas que se consideran a sí mismas como ecológicas son simultáneamente consumistas y/o no respetan la dignidad humana.
2. Estilos de vida duales. En la actual crisis ecológica global es muy notoria la dualidad entre lo que se piensa y el modo práctico de vivir.
En lo que se refiere al consumismo, el papa Francisco, en su encíclica ‘Laudato Si’, descubre esta bipolaridad en aquellos que saben que la compra de productos no basta para hacerlos felices, pero “no se sienten capaces de renunciar a lo que el mercado les ofrece” (n. 209).
En otro aspecto, que se refiere al hombre mismo, que es el centro de todo ecosistema y de toda sociedad, el papa también advierte de esta misma esquizofrenia, cuando la sociedad “se preocupa por la protección de los animales en extinción, pero ignora los problemas de los ancianos”; o cuando “defiende el bosque amazónico, pero se olvida de los derechos de los trabajadores a un salario justo” (Discurso, 5 feb. 2018).
La raíz de esta esquizofrenia ecológica consiste en que la educación ecológica actual se basa en solo dar información, pero no en implementar un modo de vida estable basado en el sentido de responsabilidad.
Epílogo. La educación ecológica se enfrenta hoy a un gran desafío, el de superar la esquizofrenia que ha sido generada al reducirla a la mera información, pues esto ha suscitado una generación de personas que defienden la ecología como idea, pero que quizá no están dispuestas a cambiar sus hábitos consumistas o a abandonar sus actitudes poco solidarias.