El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, desde enero de 2017, no las tiene todas consigo y es indudable que requiere con urgencia de un triunfo político para mejorar su imagen y futuro.
Trump, no obstante haberse salvado de una posible acusación del fiscal especial Robert Mueller, quien no encontró pruebas suficientes para enjuiciarlo por una posible alianza con Rusia para ganar las elecciones presidenciales a Hillary Clinton y utilizar este hecho en los comicios del 2020 para presentarse cómo víctima del acoso del Partido Demócrata, su porvenir no es el mejor
Los últimos acontecimientos que ocurren en la frontera entre Colombia y Venezuela, especialmente por el departamento de Norte de Santander, donde desde el 3 de abril miles de venezolanos pasan a diario por encima de los contenedores que obstruyen el paso y que en su momento impidieron el acceso de la ayuda humanitaria ante la mirada impotente de las autoridades es uno de las piedras que tiene en sus zapatos.
La otra es la bofetada que recibió cuando el embajador de Rusia en Bogotá, Sergei Koshkin, le envió una misiva al presidente de la Cámara de Representantes de Colombia, Alejandro Carlos Chacón, uno de sus principales aliados que tiene Estados Unidos, donde se señaló que cualquier tipo de incursión a Venezuela, respaldada por los países que han apoyado a la oposición al régimen de Nicolás Maduro –como es el caso de Colombia– será interpretada por el Consejo de la Federación de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia, que es la Cámara Alta del Parlamento ruso, como una amenaza a la paz y a la seguridad internacional.
Lo anterior implica que el gigante ruso puso muy alto el listón, en la intención de proteger sus intereses y que hace suponer una pronta acción similar de China, que también tiene una gran inversión, en el país suramericano.
Pero si Trump tiene un problema mayúsculo también lo tienen su país y Colombia, por cuando esta nueva irrupción de migración implica un crecimiento del negocio del tráfico de drogas y armas.