El fin de semana, ‘The Washington Post’ publicó una descripción entristecedora de una clínica médica temporal en Cleveland, Tennessee, una instalación que ofreció atención médica gratuita durante dos días por orden de llegada. Cientos de personas arribaron muchas horas antes de que abriera la clínica, ya que las zonas rurales en Estados Unidos están sufriendo una crisis severa de disponibilidad de servicios médicos, pues los hospitales están cerrando y los doctores se están marchando.
Debido a que el reportaje trataba de una experiencia personal, no política, es comprensible que el artículo solo mencionara de pasada el hecho de que Tennessee es uno de los catorce estados que aún se rehúsan a expandir Medicaid conforme a la Ley de Atención Médica Asequible (ACA, por su sigla en inglés). Por lo tanto, no estoy seguro de cuántos lectores comprendieron la realidad de que la crisis de atención médica en las zonas rurales de Estados Unidos es en buena medida –no por completo, pero en buena medida– un resultado directo de las decisiones políticas.
El hecho es que los republicanos que están al frente de Tennessee y otros estados “no expansionistas” han elegido infligir desgracias a muchos de sus votantes, los residentes rurales en particular. Además, ni siquiera es un problema de dinero: el gobierno federal habría pagado por la expansión de Medicaid.
Así que, si las zonas rurales de Estados Unidos están sufriendo, una gran parte de la explicación es una crueldad política innecesaria. Esta crueldad les ha negado un seguro de salud a millones de personas que podrían haberlo tenido con tan solo una firma. Además, los hospitales rurales están cerrando, los doctores rurales se están marchando, principalmente porque la gente no puede pagar la atención médica.
Un ejemplo de lo que quiero decir: basta comparar Tennessee con su vecino Kentucky. Apenas en 2013, justo antes de que la Ley de Atención Médica Asequible entrara en vigor por completo, los dos estados eran similares en términos de atención médica: en ambos estados, más o menos el veinte por ciento de los adultos que no eran de la tercera edad carecían de un seguro. Sin embargo, a diferencia de Tennessee, Kentucky sí expandió Medicaid, y también hizo todo lo posible para que funcionara Obamacare.
El resultado fue una caída de dos terceras partes en la tasa de la gente sin seguro. Al mismo tiempo, el progreso en Tennessee fue mucho más limitado. En este momento, la probabilidad de que los adultos en Tennessee no tengan seguro médico es del doble en comparación con sus vecinos.