El pasado día 24 de junio, el mero día de San Juan, se entregaron una serie de reconocimientos a distinguidos sanjuanenses, en este año se entregaron de manera muy específica al Instituto de Misioneras Marianas, al señor don Joaquín Valenzuela Gómez y al señor don Miguel Lara Guerrero, quienes con su trabajo han hecho que nuestro San Juan del Río sea un mejor lugar para vivir.
Me quisiera referir a estos reconocimientos por que de manera particular con las Misioneras Marianas y con el señor Valenzuela, he tenido una relación muy cordial y amistosa desde hace varios años, podría decir incluso que nuestra ciudad no se pudiera entender sin la presencia tanto de la institución como de este personaje tan querido para los sanjuanenses.
Hablar del Instituto de Misioneras Marianas es hablar de una institución queretana que fue fundada hace 100 años por la Madre Clemencia Borja y por el Padre Luis Martín Hernández y precisamente este año está cumpliendo su primer centenario de fundación. A esta congregación los sanjuanenses les debemos dos arduas labores, la primera de ellas fue la atención que por algunos años dieron al antiguo Hospital Civil de la ciudad que se ubicaba en el ex convento de San Juan de Dios, y que por algún tiempo brindaron este servicio sanitario con profesionalismo y sobretodo con caridad cristiana hacia el dolor de los que llegaban a este lugar.
Otro aspecto importante es la presencia en el sector educativo de las religiosas con el Colegio Corregidora, el cual ha sido lugar por excelencia en el centro de la ciudad en donde muchos de los que vivimos en esta ciudad nos hemos formado en el desarrollo de nuestra niñez y de nuestra juventud. El colegio como tal ha tenido un desarrollo muy complejo ya que actualmente atiende a todos los niveles de educación básica hasta la preparatoria, constituyendo un baluarte de la educación sanjuanense.
Por otra parte hablar del señor don Joaquín Valenzuela, es hablar de una institución sanjuanense, es hablar de un hombre de bien y que ha sabido trasmitir a su familia los valores del trabajo, de la lealtad, de la educación y del respeto, es una persona que ha sido y sigue siendo sumamente respetada en la sociedad sanjuanense por sus diversas actividades realizadas tanto en el sector comercio como en la charrería, el deporte nacional por excelencia que él mismo y su hermano Gabriel fomentaron de manera digna.
Habiendo nacido en la antigua hacienda de Galindo, ha participado de manera directa en diversas obras de acción educativa, como la fundación de los Colegios Corregidora y la Salle y haber sido participe en obras materiales que beneficio para los sanjuanenses como la restauración del actual Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe. Es así como la ciudad de San Juan del Río reconoce a quienes han trabajado en favor de ella y con su trabajo la han engrandecido.