Los republicanos de la Cámara de Representantes de Carolina del Norte aprovecharon la ocasión del 11 de septiembre para convocar una votación sorpresa
Paul Krugman
Noticia: La semana pasada, los republicanos de la Cámara de Representantes de Carolina del Norte aprovecharon la ocasión del 11 de septiembre para convocar una votación sorpresa y aprobaron un proyecto de presupuesto con una mayoría cualificada para anular el veto del gobernador demócrata.
Solo pudieron hacer esto porque la mayoría de los demócratas estaban ausentes, algunos de ellos en eventos conmemorativos; el dirigente demócrata les había dicho a los miembros que no era necesaria su asistencia porque, según afirma, le habían asegurado que no habría votos esa mañana.
Noticia: También la semana pasada, el representante demócrata Adam Schiff, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, emitió un citatorio para el director interino de Inteligencia Nacional, quien se ha negado a entregar la denuncia de un informante que el inspector general de la comunidad de inteligencia consideró creíble y de “carácter urgente”.
No sabemos lo que el denunciante estaba advirtiendo, pero sí sabemos que la ley es clara: dichas quejas deben remitirse al Congreso, sin excepciones. En la superficie, estas noticias parecieran tratarse de cosas muy diferentes.
La lucha en Carolina del Norte básicamente se relaciona con la determinación del Partido Republicano de negarles servicios médicos a los estadounidenses de bajos ingresos; el gobernador había amenazado con vetar cualquier presupuesto que no expandiera Medicaid.
El asunto del denunciante tal vez implique malversación por parte de altos funcionarios del Gobierno, muy posiblemente del presidente Donald Trump, lo cual de alguna manera amenaza a la seguridad nacional. Sin embargo, lo que estas historias tienen en común es que muestran desprecio por la democracia y el Gobierno constitucional.
Se supone que las elecciones tienen consecuencias y transmiten el poder a los ganadores. Pero cuando los demócratas ganan una elección, el Partido Republicano moderno hace todo lo que puede para negar los resultados, burlar las normas y, en caso de ser necesario, la ley, para actuar como si los electores no hubieran manifestado su opinión.