Klopp no destacó ni cerca como jugador. Su carrera fue demasiado normal en tiempos en que el futbol no era un producto de consumo masivo
Francisco Pérez
Klopp no destacó ni cerca como jugador. Su carrera fue demasiado normal en tiempos en que el futbol no era un producto de consumo masivo a nivel global.
Está chapado a la antigua, creció en un equipo llamado Maguncia, ahí se formó como jugador y director técnico, ahí nació el genio que está a punto de hacer campeón de la Premier League al Liverpool. Jürgen Klopp llegó a asegurar en alguna conferencia de prensa que él prefiere los partidos ingleses con lluvia, jugadores llenos de barro y marcadores abultados; los prefiere sobre los duelos de ajedrez tipo Champions League con figuras galácticas, casi extraterrestres, que se matan en entrenamientos eternos. Seguramente, ayer en la victoria ante Wolverhampton disfrutó como loco.
La noche del 7 de mayo de 2019 quedará grabada en la historia del futbol para siempre. Jürgen y sus muchachos tocaron un concierto de puro ‘heavy metal football’ en su casa, Anfield, para derrotar 4-0 al Barcelona de Messi.
Fue una noche llena de vértigo, un concierto y una demostración de que en el futbol nadie es eterno, estilos nacen y estilos mueren en nuestros ojos. La fortuna, que tantos años les dio la espalda a los de Merseyside hoy les sonríe, les devuelve el enigmático gesto de Klopp y le da ilusión a uno de pueblos futbolísticos más míticos; todo parece indicar que la corona inglesa volverá a Liverpool.
Antes de esto, les tocó comerse remontadas, resbalones, derrotas de último minuto, títulos escurridizos, el dominio de Manchester United, la era Mourinho en Chelsea, hasta un título de Leicester. Hoy dominan la isla, Europa y el mundo del futbol.
Un inglés muy famoso dijo una vez que el futbol es un deporte de 11 contra 11 en el que siempre ganan los alemanes; gran idea del Liverpool llevar un alemán a su banquillo.