Si bien los cuatro nuevos consejeros del INE obtuvieron la mayoría calificada en la votación del pleno, podría considerarse que el partido en el gobierno avanza en su propósito de tomar espacios en el órgano electoral rumbo a la elección de 2021
Guadalupe Murguía/Columnista. Senadora de la República por el Partido Acción Nacional.
La intentona de descarrilar el proceso de elección de cuatro consejeros del Instituto Nacional Electoral fracasó. La pretensión de sectores interesados de Morena y PT que exigían reponer todo el procedimiento no tuvieron eco e incluso fueron calificados como golpistas por el diputado de su movimiento Porfirio Muñoz Ledo.
Se ha difundido ampliamente que Norma de la Cruz, Carla Humphrey, José Faz y Uuc-Kib Espadas concitaron un amplio consenso entre las diferentes fuerzas políticas en la Cámara de Diputados, y que sus perfiles serán un factor para garantizar profesionalismo y objetividad en el INE.
Sin embargo, al parecer lo anterior tiene sus matices, pues ha trascendido que sólo dos consejeros tuvieron el aval de todos los partidos y que los otros dos fueron impuestos en la negociación por el bloque mayoritario de Morena-PT en la Junta de Coordinación Política.
Si bien los cuatro nuevos consejeros del INE obtuvieron la mayoría calificada en la votación del pleno, podría considerarse que el partido en el gobierno avanza en su propósito de tomar espacios en el órgano electoral rumbo a la elección de 2021.
El próximo año será crucial para la presente administración y los partidos de oposición, porque estarán en disputa más de 21 mil cargos de elección popular; se renovarán la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas, 29 congresos estatales y casi dos mil ayuntamientos. Se trata de la elección más grande de nuestra historia.
Ante este reto es indispensable contar con un árbitro electoral autónomo e independiente, que garantice imparcialidad, objetividad y eficiencia. El INE representa uno de los avances más importantes de la ciudadanía para alcanzar una verdadera democracia.
Por esta razón resulta inaceptable que el Presidente se haya autoproclamado guardián de la próxima elección, cuando los verdaderos guardianes de la democracia son los ciudadanos y los órganos electorales que hemos construido.
López Obrador actúa con un propósito electoral y ante la falta de resultados reales de su gobierno en economía, seguridad, salud, empleo, apuesta por ganar espacios para incidir en los próximos comicios.
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