Sin duda es el mejor de sus compañeros, algunos de ellos con su misma escuela, con talento similar, pero con un valor distinto
Carlos Uriegas
Como dice el tango: 20 años no son nada, y menos en una historia gestada desde 1899.
El FC Barcelona cumplirá 121 años en noviembre, ha vivido un siglo sin la presencia de un futbolista que hoy en plena tempestad amenaza con abandonar la nave, un capitán cuya calidad futbolística se encuentra en la cumbre del olimpo futbolístico, pero que se diluye más allá de la cancha cuando de ser líder se trata.
Cuando el camino está diseñado, construido y sin mayores obstáculos el andar resulta mucho más sencillo. Es más fácil subirse al tren de los triunfadores. El talento y la magia surgen naturalmente y se magnifican cuando todo el entorno está dispuesto para el brillo; desde la composición de la orquesta, la pieza a interpretar y el escenario está preparado para que ese talento nato haga explosión ante un público que también acude en sintonía dispuesto a aplaudir antes de ver el concierto.
Sin mucha valentía, escondiendo la cara en un fax, cuando hay millones que pudieran escucharlo para tratar de entenderlo, por medio de las redes sociales, el 10 forjado en La Masía se va sin dar respuestas, como un niño al que no le cumplen el capricho prometido, quizá merecido, sí, pero incapaz de entender cuando el entorno no es capaz de ofrecerlo.
Sin duda es el mejor de sus compañeros, algunos de ellos con su misma escuela, con talento similar, pero con un valor distinto. Hoy se confirma que fueron forjados con otro material; dentro de la cancha es el mejor del mundo, pero más allá de ella, donde la vida comienza, nos acordamos, sin ir muy lejos en el tiempo, de Xavi, de Iniesta, de Puyol.
Cuando la tormenta llega a su vida se da cuenta que no está a la altura para tomar el timón. Su desarrollo y liderazgo lo saca de su lógica, de su zona de confort, de la cama de algodón y sábanas de seda, no le basta con ser el consentido, con ser el mejor pagado del equipo, de imponer amigos, alineaciones y técnicos.
Ahora, cuando aparece el hambre, cuando el camino es cuesta arriba, cuando hay necesidad él decide marcharse, ya que no está preparado para ser el hombre, el protector, prefiere seguir siendo el niño, el protegido. Un pequeño consentido hasta el exceso convirtiéndose en tirano.
Los que hizo en Barcelona, en España, en Europa, en el mundo todo, quedará grabado en la historia, al final del cuento sus números registrarán títulos y múltiples trofeos, podrá decir que lo ganó todo. Cuando se haga el balance de su tiempo se dirá que fue el mejor futbolista en la historia del equipo catalán, pero se comentará también que arriba de él estarán los nombres de auténticos líderes que mamaron valores cuyo origen se remontan al mundo de 1899.
Hoy que Messi decide marcharse, recodamos que en 120 años de historia han estado Sadurní, Rifé, Cruyff, Rexach, Asensi, Carrasco, Maradona, Stoichkov, Romario, Rivaldo, Guardiola, Ronaldinho y un largo etcétera. El Barca es Más que un Club.
Si Messi se va, puede que regrese con el tiempo, quizá vuelva a su primer amor con la frente marchita, con sus sienes plateadas por el tiempo y con menos soplos de vida quizás entienda que 20 años no son nada en una historia forjada desde 1899.
Hoy huye Lionel Messi, pero tarde o temprano detendrá su andar y quizá, como cantara Carlos Gardel, sienta miedo de encontrarse con el pasado de su vida, con el alma se aferre a un dulce recuerdo y llore otra vez.