El mapa de paz global de VisionOfHumanity.org reporta que al menos 16 naciones del mundo se encuentran en la escala más baja de paz posible, destacando principalmente naciones africanas
Lorena Jiménez Salcedo/Columnista
Este 21 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Paz y es oportuno apuntar algunas reflexiones a la luz del llamado que hiciera la Asamblea General de las Naciones Unidas para dedicar este año al fortalecimiento de los ideales de paz.
En una visión mundial, el mapa de paz global de VisionOfHumanity.org reporta que al menos 16 naciones del mundo se encuentran en la escala más baja de paz posible, destacando principalmente naciones africanas (Libia, Sudan, Sudan del Sur, Chad, Nigeria, Congo, República Centroafricana y Somalia) y de medio oriente (Irak, Siria, Turquía, Yemen, Afganistán y Paquistán).
En América Latina sólo Venezuela se ubica en la parte más baja de dicho ranking, posicionándose en el lugar 149 de 163 países evaluados. Pero México no está lejos y se coloca en el lugar 137 de dicha medición.
Para ubicar en la escala, nuestro país convive en dicha ubicación con países como: Nigeria (138) o Eritrea (136). A nivel Caribe y Centroamérica somos, simplemente, la nación en el peor lugar.
Pero la ventaja de construir indicadores globales es la vialidad de hacer política comparada y, a partir de ello, mejorar en el diseño de nuestras políticas públicas a favor de la población. En ese performance de empeño por pacificar su país, encontramos que Costa Rica y Uruguay están haciendo algo bien y sería oportuno identificar sus aciertos para explorar la posibilidad de seguir esa guía de políticas exitosas.
Pero, ¿y en México qué se está haciendo mal?
Habría que partir de diferenciar regiones. De acuerdo al índice, estados como Yucatán, Nayarit, Tlaxcala, Campeche y Chiapas se pueden considerar como “pacificados” y, en sentido inverso, hay grandes retos de trabajo institucional en Baja California, Chihuahua, Quintana Roo, Guanajuato y Colima.
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Querétaro está en la posición 12 de las 32 entidades, con un alto-medio nivel de paz.
Pero más allá de ranking, el índice apunta los retos que como país tenemos para aspirar a una paz generalizada y a una, como lo define la RAE, virtud que ponga en el ánimo la tranquilidad y sosiego opuestos a la turbación.
Homicidios, crímenes violentos, criminalidad percibida por la sociedad, acceso a armas pequeñas o ligeras, terror político, muertes por conflictos organizados entre otros, deben ser la agenda prioritaria de un gobierno responsable y de ciudadanos que no exigen menos que su propia paz.
En el talento de nuestros gobiernos y en la resiliencia de nuestras sociedades está esa paz a la que todos aspiramos y que hoy no tenemos.
