El cambio que tanto necesitamos no nacerá de ningún partido político ni de ninguna figura pública, este se encuentra en nuestras manos
Hugo Lora
Ni el COVID-19 fue capaz de contener el hartazgo de los mexicanos por las malas decisiones que se están tomando desde Palacio Nacional.
Fue una semana dura para nuestro país y sus instituciones. Comenzamos con la noticia de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró como constitucional la consulta popular para llevar a juicio a los expresidentes de los últimos 5 sexenios durante la elección de 2021, acción que tiene muchas implicaciones negativas en varios ámbitos siendo el más importante la evidente destrucción de la división de poderes en nuestro país. Después la desaparición de 109 fideicomisos sumando una bolsa de casi 700 mil millones de pesos que estaban destinados, entre muchas otras cosas, para el desarrollo científico, estímulos al cine, deportistas de alto rendimiento y desastres naturales. Represión y violencia en contra de las integrantes de la marcha feminista a favor del aborto en la CDMX. Las malas noticias son cosa de todas las semanas.
Todo lo anterior más la motivación añadida de la declaración hecha por el presidente (“a la primera manifestación de cien mil personas en mi contra, (me voy) a Palenque, Chiapas”), causaron una movilización que no habíamos visto en muchos años. El Frente Nacional AntiAMLO (FRENAAA) convocó a una marcha que respondiera al reto hecho por el ejecutivo y, al parecer, se logró. Según un comunicado hecho por la asociación se congregaron más de 170 mil mexicanos a protestar comenzando en el Monumento a la Revolución y terminando en el Zócalo de la Ciudad de México. A lo que el presidente respondió con una petición: “no comer ansias” y esperar las elecciones del próximo año y a la revocación de mandato en el año 2022. Petición que además de ser una excusa demuestra una falta de sensibilidad y empatía contra todas las personas que han sufrido las consecuencias de las pésimas decisiones tomadas por el Gobierno Federal.
Este ejercicio de participación ciudadana y exigencia es sin duda un símbolo de esperanza para el futuro electoral cercano de nuestro país. El coronavirus sirvió como catalizador, mostrándonos las consecuencias de tener un gobierno federal ineficiente y poco preparado. El cambio que tanto necesitamos no nacerá de ningún partido político ni de ninguna figura pública, este se encuentra en nuestras manos.