Es necesario que exista una regulación en la que participen todas las entidades responsables y se coordinen, en el caso de México, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la Secretaría de Hacienda y el Banco de México
Efrén García García/Columnista
El 12 de noviembre de 1915, Higinio Granda y sus secuaces de la Banda del Automóvil Gris entraron gritando eso al asaltar la casa de la acaudalada señora Julia Abreu viuda de Macedo, en la calle del Ciprés, en la Ciudad de México.
Un siglo después, los asaltos se han sofisticado. Son a distancia, cibernéticos y ni siquiera vemos a los asaltantes. Por eso, el Fondo Monetario Internacional acaba de dar a conocer su estudio Cyber Risk and Financial Stability : It’s a Small World After All.
Ahí reconoce que el terrorismo informático es la mayor amenaza a la estabilidad financiera internacional y sugiere algunas acciones para disminuir el riesgo. Por ejemplo, es necesario establecer una correlación entre el posible ataque y el impacto que puede provocar, a efecto de modelar y anticipar respuestas efectivas.
Es necesario que exista una regulación en la que participen todas las entidades responsables y se coordinen, en el caso de México, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la Secretaría de Hacienda y el Banco de México.
Asimismo, el sistema financiero debe reanudar sus actividades con rapidez y mejorar el intercambio de información sobre amenazas, ataques y respuestas en los sectores privado y público.
Finalmente, el FMI recomienda tomar medidas para encarecer los ciberataques, confiscar los productos del delito, juzgar a los delincuentes y ayudar a las economías emergentes a desarrollar capacidad en ciberseguridad.
Mientras, tanto, los ciudadanos de a pie, podemos cuidar (y apuntar) nuestras contraseñas y practicar una nueva costumbre, de esas que antes no existían: la “higiene cibernética”.