Es importante destacar que no es la primera pandemia que atravesamos como especie, y cada que ataca una nueva amenaza, la humanidad busca adaptarse para no morir
Raúl D. Lorea
@ArqLorea
En entregas anteriores hablamos sobre el origen del tianguis, cómo ha sobrevivido hasta nuestros días, desde la conquista española hasta las poderosas crisis de 1995 y 2009.
Esto va de la mano con el espacio público y los espacios privados que, desde la COVID-19 han mostrado una gran necesidad de modificarse para adaptarse a la nueva dinámica social que estamos viviendo.
Es importante destacar que no es la primera pandemia que atravesamos como especie, y cada que ataca una nueva amenaza, la humanidad busca adaptarse para no morir, modificando conductas, hábitos, espacios y entornos a fin de evitar aquello que propició o incrementó los contagios de la pandemia en vigor.
Durante el s. XIV la peste negra, según opinión de expertos, acabó con un tercio de la población de Europa. Entre tantos cambios, y tras las propuestas de varios “tratadistas” de la época, uno de los cambios más significativos fue lo que en diseño arquitectónico conocemos como “zonificación de espacios”, que básicamente es dividir el espacio público, del privado en las viviendas, y ubicar estratégicamente los servicios en las ciudades.
Así, el diseño urbano tuvo su primer cambio positivo de forma empírica como una reacción a una pandemia. Hoy el reto podría parecer similar ante la COVID-19, a mayor escala y con muchos más conocimientos que en el s. XIV, sin embargo, la única forma de saber si se tomaron las decisiones correctas, probablemente sea en 100 años cuando por fin podamos mirar atrás y analizar qué se hizo.