El asalto al Capitolio por parte de hordas movidas bajo premisas conspirativas y la falsa pretensión de un supuesto fraude electoral contra Trump, ha dejado a los Republicanos bajo el liderazgo del ex presidente y su nefasta influencia
Alejandro Gutiérrez Balboa
Con el fallido intento del Senado norteamericano de condenar a Donald Trump como el instigador del asalto y saqueo del Capitolio por turbas fanatizadas el 6 de enero, el Partido Republicano se muestra incapaz de sacudirse una influencia que le ha sido nefasta.
Después de la crisis provocada por la renuncia a la presidencia de Richard Nixon, los republicanos ofrecieron una vigorosa respuesta al pobre desempeño del demócrata Jimmy Carter con el liderazgo de Ronald Reagan.
Reagan encabezó lo que se denominó la revolución conservadora no sólo en su país, sino en buena parte del mundo libre. Gracias a su gestión, se incrementó el proceso globalizador, un crecimiento económico sin precedentes, el liderazgo tecnológico y militar norteamericano que le brindó una incuestionable hegemonía, lo que, junto a otros factores, provocaron el derrumbe del bloque soviético y el impensado regreso al mundo libre de varios países.
El conservadurismo norteamericano mantuvo vigentes a los Republicanos durante los gobiernos de Clinton y Obama. Sin embargo, la llegada de Trump, su cuestionado triunfo en 2016 (por la injerencia rusa) y la política populista que encabezó dentro y fuera de su país, generaron una corriente que mucho ha dañado al partido que encabeza la bandera de la libre empresa, la disminución gubernamental/burocrática, la rendición de cuentas, la lucha por la defensa de la democracia en el mundo y la defensa de la vida.
El asalto al Capitolio por parte de hordas movidas bajo premisas conspirativas y la falsa pretensión de un supuesto fraude electoral contra Trump, ha dejado a los Republicanos bajo el liderazgo del ex presidente y su nefasta influencia. El movimiento neoconservador ha perdido la brújula con esta corriente, la populista, que pareciera acrecentar su influencia dentro y fuera de Estados Unidos.
Al igual que los Republicanos, muchos partidos pro libertades en el mundo debieran sacudirse la influencia maligna del populismo, con sus perversos manejos propagandísticos, sus mentiras flagrantes, su postura antisistémica y aislacionista. El futuro de bienestar camina por otros senderos.