Haberla llevado a cabo a través del Instituto Electoral fue sin duda un gran acierto, ya que en otras ocasiones se había hecho sin esta única e importante institución, a pesar de ello, este ejercicio toma su cauce con un fuerte mensaje de apertura al debate público sobre los temas que nos conciernen todas y todos, los mecanismos de participación ciudadana.
Sin embargo, la gravedad de este ejercicio radica en el despilfarro económico con que se llevó a cabo, desde un objetivo de claro golpeteo político y en el evidente circo que puso en los reflectores una vez a otro fracaso agregado a la lista de chascos del Gobierno Federal en turno.
La consulta tuvo un costo de 528 millones de pesos, ¿qué tanto pudo haberse hecho con ese presupuesto?, ¿cuántas familias, enfermos o dependencias no hubieran podido ayudar a solucionar diversos problemas post pandemia que seguimos viviendo?
Con un único 7% de la participación en la consulta, reflejó el poco interés social o descontento tal vez, y probablemente dio cuenta de la poca importancia que brinda el Presidente en turno, a los problemas reales de las y los mexicanos.
Para efectuar acciones, (que tampoco quedaban claras) debieron acudir a votar más de 37.4 millones de electores, de los cuáles no se vieron reflejados ni el 10% dado que se requerían un aproximado del 40% de la incidencia total del padrón electoral.
Este ejercicio estuvo mal elaborado de principio a fin, primero, realizando una pregunta ambigua y sin pies ni cabeza, segundo porque no planteaba consecuencias de los resultados finales de la votación y tercero por que no contaba con objetivos claros de las acciones específicas ni mucho menos las razones por las que había sido creada.
Hablar en contra de la impunidad y la corrupción, no es la forma de derrocarlas, las prioridades deberían haber estado en la elaboración de medidas o estrategias claras para acabar con estos pésimos males en el servicio público, dejarse de simbolismos, de supuestos fantoches y de acciones populistas y cirqueras.
México ubica la posición 60 de 69 países del Índice Global de Impunidad 2020, es una realidad que urgen medidas para evitar cifras como estas, pero seguir jugando a los espejismos en este gobierno ya se volvió costumbre.
El Presidente parece olvidar que existen investigaciones que su gobierno aún no resuelve y que hay casos abiertos contra expresidentes y miembros de sus administraciones. Uno de ellos es la averiguación por los sobornos que Odebrecht.
La cultura cívica, dada la baja participación revelada, nos da cuenta que aún queda en la agenda pendiente. Falta mucho por construir en relación a los mecanismos abiertos y sistemas de innovación social y de gobierno o de la propia participación ciudadana, en aras de una democracia deliberativa integral, incluyente e informada, nos falta mucho por hacer, es papel de todos y una responsabilidad colectiva y de bien común.
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