El poeta y pensador estadounidense Ralph Waldo Emerson alguna vez dijo que “una acción es la perfección y la publicación del pensamiento”.
Si bien las acciones generan discusión, estas trascienden cuando se alejan de la polarización política y los extremos ideológicos que en nada aportan a una causa común. En días pasados, la división generada por la visita de un líder de un partido español, reflejada en una fotografía en redes sociales, provocó esa crispación extrema en la doctrina partidista.
La discusión política ciertamente radica en antagonismos, ideas, proyectos y programas que van enfocados al desarrollo y progreso de la ciudadanía. Claro está que es válida la discusión y la diferencia, pero en ella radica la esencia de los valores democráticos, en los que, aunque haya pensamientos distintos, nos une un porvenir por Querétaro y por México.
En este sentido, es necesario centrar la discusión política en las carencias estructurales de nuestro país y de nuestro Querétaro. Voltear hacia el desprotegido y, a través de la política y dirimir con respeto y dignidad las diferencias, construir mejores condiciones de vida.
La polarización y la radicalización minan la capacidad de generar unidad y acuerdos. Centrarnos en ubicar las oportunidades para un desarrollo social y económico debe ser la prioridad para promover políticas públicas encaminadas a fortalecer rubros como educación, salud, vivienda, calidad de vida, turismo, industria y otros más. La pandemia de COVID-19 ciertamente develó muchas de las carencias que como ciudadanos, como gobiernos y como organizaciones padecemos; pero también mostró las fortalezas para consolidar un pacto por Querétaro y por toda su población.
Situaciones como el sismo ocurrido en México y las inundaciones en Tula, Hidalgo, nos invitan a reflexionar sobre la necesidad de concentrarnos en la unidad para salir adelante. Disfrute la lectura.