Carlos Olguín
Luego de que el fin de semana se llevara a cabo la Cumbre de Estados Latinoamericanos y del Caribe, donde lo principal fueron los enfrentamientos entre los mandatarios de Uruguay y Paraguay contra los regímenes autoritarios de Nicaragua de Daniel Ortega, Venezuela de Nicolás Maduro y Cuba de Díaz-Canel, quien además fue el invitado de honor del desfile militar del inicio de la Independencia mexicana, mandando hasta gayola al embajador de EUA en México en el mismo evento.
Pero eso no fue todo, AMLO secundó un discurso elogiando la resistencia de la Revolución cubana, pidiendo que se declarara patrimonio de la humanidad y que la OEA desaparezca. Pidió a EUA que quitara el bloqueo económico que tiene sobre la isla; eso contraviene totalmente su discurso de que la mejor política exterior es el respeto. Llama poderosamente la atención que solo ha tenido actitudes amistosas con Evo Morales, de Bolivia, quien recibió un golpe de Estado por tratar de erigir una dictadura en su país; a Alberto Fernández, de Argentina, quien aun siendo más moderado que AMLO, es un izquierdista extremo que tiene una crisis muy grande en su población luego de perder las elecciones primarias y vivir una desbandada de secretarios de su gabinete. Ahora con Cuba, a quien le contrató 585 médicos por más de 255 millones de pesos para alimentar su régimen autoritario cubriendo una forma de esclavitud, es sabido que esos médicos tenían gente de seguridad siguiéndolos para que no escaparan.
Esto me trae al recuerdo una ironización de esta situación que dice que “el éxito de la Revolución cubana consiste en que una persona que lava platos en Miami le mande dinero a sus hermanos profesionista en Cuba para que puedan comer”. En realidad, lo que preocupa es a quienes les hace reverencia nuestro presidente y a quienes desprecia. Hizo un libro entero para criticar a Donald Trump, y terminó llenándolo de elogios yendo a hacer campaña para él, mientras que con Biden ha sido de forma casi suicida hostil.
Veamos mientras que en México el 83 por ciento de las exportaciones tienen como destino EUA y Canadá. Solo el 5 por ciento va hacia el resto del continente. Qué decir de las remesas; dudo mucho que ese dinero venga de los países a los que elogia tanto. Esto me lleva a una reflexión: es muy fácil opinar estando fuera y muy difícil ser congruente, pues el presidente del Jetta se convirtió en el de las Suburban blindadas, que cuando fue cuestionado dijo que eran prestadas.
Dudo mucho que él quisiera irse a vivir a uno de los países que elogia. Podemos hacer muchas críticas a los sistemas del mundo y cómo funcionan, pero si a usted le preguntara dónde preferiría vivir: ¿en EUA o en Venezuela? Estoy seguro de cuál sería su respuesta. No permitamos que lo que está sucediendo en Brasil y El Salvador suceda en México. Nosotros somos un gran país para sellar el futuro por un solo hombre.