24 horas antes del encuentro Querétaro-Atlas, GES K9 estaba contratando personal para cubrir ese juego
Daniel Lizárraga
Una de las imágenes que más despertaron indignación a través de redes sociales sobre la violencia desatada en la tarde del sábado 5 de marzo en el Estadio La Corregidora durante el juego Querétaro-Atlas, fue cuando un hombre vestido de negro, de pies a cabeza, abre una puerta para que circularan decenas de vándalos seguidores de los Gallos Blancos, quienes iban por los porristas de los Rojinegros para acabar con ellos, en el sentido más amplio y lamentable del término.
¿Quién podía ser ese hombre? ¿Era policía municipal, estatal o de una agencia privada? Horas más tarde, la secretaria de Gobierno queretana, Guadalupe Murguía, aclaró que se trataba de un empleado de la empresa GES K9, encargada de la seguridad del estadio.
No hay modo de saber qué sonaba más tétrico: que una empresa ineficiente y prácticamente de papel controlara la seguridad en los partidos de futbol o que también estuviera a cargo de cinco dependencias del mismo Gobierno de Querétaro.
24 horas antes del encuentro Querétaro-Atlas, GES K9 estaba contratando personal para cubrir ese juego. A través de Facebook buscaba a cualquier persona que quisiera ganarse 300 pesos en un día. Solo tenían que vestir de negro, no tener antecedentes penales y serían sometidos a un examen antidrogas. Eso era todo: daba igual si sabían o no manejar la seguridad dentro de un estadio o algún tipo de arma.
En la ‘convocatoria’, no pedían algún curso de capacitación en seguridad. Vamos, la empresa no ponía ni los uniformes. Medios de comunicación en Querétaro y otros en la Ciudad de México revelaron que los agentes privados eran apenas 358, más 150 policías municipales, 100 estatales y 105 personas más ubicadas en los accesos. ¿Quién regula esto? ¿Desde cuándo GES K9 se manejaba de esa manera? ¿Por qué no le cancelaron los contratos antes de la tragedia?
Lo peor de todo es que GES K9 tenía un permiso para operar entregado por la Secretaría de Seguridad Pública durante el Gobierno anterior en Querétaro. En los requisitos para alcanzar ese estatus no hay actualmente una sola línea sobre la necesidad de contar con personas capacitadas.
Colegas de medios de comunicación en Querétaro y enviados de la Ciudad de México visitaron la oficina de la empresa de seguridad privada, pero obviamente ya se habían dado a la fuga. También, tuvieron tiempo para cerrar su perfil en Facebook.
Esto huele a corrupción: contratos amañados, negocios entre amigos y malversación de recursos públicos. Esclarecer este tema y, desde luego, solucionarlo es una prioridad. No hay policía que alcance, en ninguna parte del país, para controlar un estadio de futbol, sobre todo ahora que los dirigentes de ese deporte profesional en México no se atrevieron a eliminar, de una vez por todas, a esos grupos violentos.