Hugo Lora
Los años pasaban y el discurso político nos desilusionaba constantemente. El peso de las palabras de alguien dedicado al servicio público era equivalente al de una pluma y disminuyendo. Desgraciadamente esto se dio con razón de las prácticas añejas de corrupción e impunidad que muchas veces manchaban el escenario federal, estatal y municipal. Pero hoy, ¿pueden cambiar las cosas? La respuesta es: ¡claro que sí!
El pensar que la corrupción y malas prácticas son “culturales” o “parte de ser mexicano”, es una mentira qué lo único que hace es excusar a las personas que cometen dichos actos. Edgardo Buscaglia y muchos académicos que hablan del tema, mencionan que la corrupción del Estado es una materia de incentivos, es decir, si es posible hacerlo, la recompensa es grande y el castigo incierto ¿por qué no ser corrupto? En nuestro país se requieren muchas cosas, pero una de ellas es que cambiemos esta mentalidad malinchista y la fuerza para dar el paso hacia esta meta se encuentra en la esperanza que nos puedan dar las personas que ahora ocupan los cargos de elección popular.
En Querétaro el día de ayer vimos un Gobierno que cumplió lo que dijo: cero impunidad y completa transparencia. Después de los hechos suscitados en el Estadio Corregidora el pasado 5 de marzo el gobernador, Mauricio Kuri, comenzó con las investigaciones para deslindar responsabilidades tanto públicas como privadas. Hace algunas horas este mismo ordenó la sustitución de dos funcionarios públicos de alto nivel por su falta de planeación, ausencia de criterio y escasa capacidad de respuesta: el Secretario de Seguridad Ciudadana, Miguel Ángel Contreras Álvarez, y el Titular de la Coordinación Estatal de Protección Civil, Carlos Rodríguez Di Bella. Además, desde un principio, se separaron del cargo a cinco servidores públicos directamente involucrados en los hechos.
Hoy en Querétaro tenemos un gobierno que nos devuelve la esperanza, ahora, es trabajo de la ciudadanía hacer de nuestro estado el mejor del país.