Bien lo advirtieron los expertos: la cuesta de enero podría llegar hasta junio. Parece que así será. Sin ser expertos en la materia, es más que evidente que la economía nada más no encuentra el punto de estabilidad.
Las secuelas de la COVID-19, la guerra Rusia-Ucrania, la incertidumbre de las inversiones por los desacuerdos políticos a nivel nacional, incluso la crisis del agua que ha provocado el cambio climático, están presionando la escalada de precios.
La Canaco en Querétaro habla, en promedio, de un incremento de 5 por ciento. Algunos costos están muy marcados (la gasolina, por ejemplo) y otros que han sido sacrificios en utilidad para los empresarios. A la presión financiera familiar, hay que sumar el retorno a clases presenciales que ha orillado a los padres y madres a comprar uniformes –que no son obligatorios en escuelas públicas y ahí cabría el recordatorio a los directivos que por lo visto no empatizan con la presión financiera de la pandemia–.
Los pronósticos no son alentadores; instancias como el Fondo Monetario Internacional o el mismo Banco de México han recortado a menos de 2 por ciento el crecimiento del PIB para el país. Ahí seguimos, paso a paso.
Tema que sigue en la mira: la Fiscalía General del Estado emitió 26 fichas de personas que tienen que ser interrogadas por el caso 5M. A ver cuántos más son localizados.
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