Juan Carlos Sámano U.
Hablar sobre el “indulto” a un toro de lidia realmente es bastante complicado. Para ello se requiere entrar a los terrenos de los reglamentos, de la subjetividad, de la lidia misma y las condiciones que el toro presente. He llegado a escuchar de algunos entendidos en la materia, que el indulto, es un premio al toro por haber peleado por su vida durante su estadía en el ruedo. El “indulto” está contemplado tanto en plazas de primera como de segunda, y este será otorgado basándose en su trapío y sus excelentes condiciones como bravura, raza, nobleza, fuerza, acometividad mostradas durante las diferentes fases de la lidia.
En antaño, la principal prueba era el caballo, en él, el toro mostraba fuerza, codicia, celo, en pocas palabras bravura, ahora en la actualidad, esta prueba se lleva a cabo mas en tentaderos particulares y alguna que otra vez en un albero. Este reconocimiento es otorgado por el Presidente o Juez de Plaza, precedido de una petición mayoritaria por parte del respetable y el visto bueno tanto del lidiador como del ganadero. Esto considerando que el burel merecedor de este reconocimiento será destinado a padrear, transmitiendo tanto su fenotipo como genotipo a sus crías.
No vamos a tocar el tema de que si los indultos en la actualidad son correctos o no. El punto que vamos a destacar es que considerando que “el toro” es el galardonado en un indulto, ¿por qué no se habla de esas cualidades mostradas?. ¿Por qué solo se refieren, en términos generales, al “triunfo” del diestro al indultar un toro?. Muy difícilmente podremos saber que fue lo que realmente ese toro mostró, todo el mérito se lo llevan tanto el diestro como el ganadero. ¿Algo injusto, no?