Fernando Islas
El movimiento encabezado por las y los estudiantes de la Universidad Autónoma de Querétaro nos ha regalado diferentes lecciones, entre ellas resaltan la urgencia de organizarse para transformar aquello que no es justo, que aunque sea normalizado, no es correcto y en especial a más de una y uno, nos llenan de alegría al percatarnos que en nuestro Querétaro existe una generación que desde la lucha consciente defiende sus derechos y causas de manera ejemplar. Y es que considero vital el resaltar que si bien las y los académicos, junto con las y los administrativos son parte de la universidad, el sector más importante de la UAQ son las y los estudiantes, nuestra máxima casa de estudios no existiría sin las juventudes que ahí se forman y que desde hace más de una semana decidió romper el silencio y poner manos a la obra para acabar con aquello que jamás debió existir.
La administración central de la universidad se encuentra superada por la situación, consideran que el aceptar lo solicitado por las y los estudiantes sería un error estratégico en la antesala de una negociación por reanudar las actividades en la institución, cuando el único error es no escuchar y considerar lo que las y los alumnos han expresado en más de una ocasión. Mientras tanto, otras comunidades estudiantiles como la del Instituto Tecnológico de Querétaro, despiertan y se organizan para exigir justicia al interior de su escuela, no cabe duda, las y los estudiantes son esperanza y las y los protagonistas para lograr que la dignidad se haga costumbre.
Mientras tanto sólo queda reconocer a la comunidad universitaria, las y los alumnos son ejemplo de dignidad y solo queda reconocer y respetar la lucha, por otro lado espero por el bien de nuestra universidad, que la asesoría correcta llegue a los oídos de quien tiene la capacidad de resolver la problemática desde la toma de decisiones atinada.
¡Que nos quiten todo menos la esperanza de que las cosas pueden cambiar, larga vida a la resistencia estudiantil!