Raúl D. Lorea
@ArqLorea
El pasado 10 de noviembre se fue uno de los arquitectos más importantes de México: Agustín Hernández Navarro (1924-2022).
Cuando estudiamos arquitectura, es obligatorio conocer la obra y conceptualización arquitectónica. Egresado de la UNAM, una de sus principales influencias fue la arquitectura mesoamericana y se nota en la mayoría de sus proyectos, entre ellos: la Escuela de Ballet Folclórico de Amalia Hernández (su hermana), su propio Taller de Arquitectura, las instalaciones del Heroico Colegio Militar, el Centro Corporativo Calakmul (mejor conocido como “la lavadora”).
Fue impulsor de la arquitectura brutalista mexicana (llamada así por dejar los materiales expuestos, “en bruto”), coincidiendo en ella con otros grandes arquitectos de la época como Pedro Ramírez o Teodoro González.
Se trata de una leyenda de la arquitectura que ejerció nuestra bella profesión hasta sus últimos días y con 98 años, dejó una trayectoria increíble de obras, experiencia y conocimientos para las futuras generaciones.
Finalmente, como dato curioso y que me da nostalgia, a pesar de no haber estado en aquellos tiempos, él fue el invitado de lujo de las instalaciones del Colegio de Arquitectos del Estado de Querétaro, al colocar la primera piedra del edificio en marzo de 1999.
Con su partida, se apaga una generación destacada y espero con ansias conocer qué están diseñando las nuevas generaciones de arquitectas y arquitectos mexicanos de hoy, inspirándose en nuestra historia y en grandes personajes como el arquitecto Agustín Hernández.