Raúl D. Lorea
@ArqLorea
La semana pasada tuve un incidente vial en el que un camión me cerró el paso lentamente mientras avanzábamos sobre una avenida de baja velocidad, donde su necedad de cambiar de carril lo llevó a forzarme a cambiar el mío también. Lento y con cautela, activando mi claxon y las intermitentes, al chofer simplemente no le importó, poniendo en riesgo mi espejo retrovisor lateral.
Involuntariamente hice lo mismo a un motociclista que iba a mi izquierda, recorriéndome hacia su carril aunque tenía el claxon activado, él también activó el suyo, pero no me fue posible detenerme sin afectar su avance.
Afortunadamente nadie salió lastimado, sin embargo, me quedé frustrado porque el chofer del camión no tuvo consideración para rebasar y regresar al mismo carril por el que iba antes de cerrarme el paso en cámara lenta…
Sin embargo, el motociclista, muy molesto, decidió acelerar, rebasarme por la derecha y golpear intencionalmente mi espejo, el cual yo había protegido del camión.
Este tipo de acontecimientos sucede todos los días y se debe a un fenómeno denominado road rage.
En Estados Unidos, se reportaron 12,610 lesiones y 218 asesinatos tan solo en 2023. En México, y, particularmente, en Querétaro, deberíamos tomar cartas en el asunto y evitar que el “cochismo” se apodere de nosotros y no suceda alguna desgracia por incidentes viales de este tipo.
Con lo anterior cobra especial importancia el promover y mejorar la infraestructura de movilidad activa (peatonal y ciclista), así como impulsar mejoras al transporte público (urge 2ª etapa de Paseo 5 de febrero).