En el invierno son comunes los males respiratorios; el descenso en la temperatura es el escenario propicio para la proliferación de virus que provocan enfermedades como la influenza. A esta condición se suma la pandemia activa de COVID-19.
¿La buena noticia? Que, pese a un incremento notable en la curva epidémica (de ambas enfermedades), entre las últimas dos semanas de 2022 y las dos primeras de 2023, el descenso de casos en la última quincena ya es notable. Un indicador de que las condiciones han mejorado, pero –como se ha dicho en los últimos tres años– no es motivo para cantar victoria y lo recomendable es seguir con las medidas como el uso de cubrebocas y lavado frecuente de manos.
La Secretaría de Salud federal reporta un 50 por ciento menos de padecimientos respiratorios, en comparación con el año anterior.
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