Raúl D. Lorea
Cuando diseñamos un proyecto arquitectónico, en ocasiones “sobran” algunas superficies que no pudimos ocupar con el proyecto, generando espacios no aprovechables, mismos que generalmente terminan siendo área verde. A ese tipo de espacios, se les conoce como “espacios residuales”.
En el diseño de fraccionamientos, los espacios residuales los dejan para lograr una mayor superficie de venta que les permita generar mayores ganancias, por lo que esos espacios residuales corresponden a superficies de donación o áreas para infraestructura.
Cuando se trata de drenes o escurrimientos pluviales, lo mejor es respetar el cauce natural que ya tienen las aguas de lluvia buscando con ello evitar o disminuir los siniestros por lluvias. Esto debe decidirse mediante un estudio hidrológico.
Sin embargo, hay casos donde los drenes pluviales se plantearon sin el estudio, provocando que tengan un mal funcionamiento o que se conviertan en un espacio residual, que, en ocasiones, se ve segregado por algún desarrollo aledaño, generando espacios inaprovechables como el dren que se encuentra entre Colinas del Cimatario, Plazas del Sol, Central de Abastos y Palomares.
Dicho dren, a decir de los vecinos, se ha convertido en refugio de personas sin hogar y de algunos delincuentes que han cometido robos en la zona. Al tratarse de un espacio al que no se tiene fácil acceso, propicia que las personas sin hogar desarrollen actividades esenciales ahí, acumulando notorias cantidades de basura y de desechos biológicos humanos. ¿Conoce usted, amable lector, un caso similar?