Hace unos días un ex compañero de trabajo, también periodista, me escribió para preguntarme si, como alguna vez escribí sobre el plagio de la aún hoy ministra de la Suprema Corte Yasmín Esquivel, iba a escribir sobre el plagio de la tesis de Xóchitl Gálvez.
Le respondí que no, no le veía mucha relevancia, de bote pronto argumenté que no era lo mismo, que se tenía que hacer una ponderación, que había diferencia entre una tesis y un informe, que no era lo mismo ser ministra de justicia que senadora o candidata a la presidencia.
Estaba equivocado, el plagio es plagio sea una tesis o un informe. El domingo me encontré que hay otra campaña que asegura que Claudia Sheinbaum, plagió parte de su tesis, otra donde se está revisando la tesis del presidente Obrador, incluso se está construyendo la narrativa de que esa tesis no está disponible para ser revisada.
¿Qué sigue? ¿Qué se revisen todas las tesis de todas las universidades? Vamos a desnudar, a exhibir, a miles de licenciados de todas las materias que tienen en su tesis, una mala metodología y al final… a nadie se le va a quitar el título.
Le invito a hacer un alto y pensar ¿Qué se gana con una discusión que en el fondo busca un revanchismo? ¿Después de la tesis qué van a buscar para criticar, para denostar, para tratar de destruir? ¿Gana alguien con la guerra sucia? No ha dicho el propio presidente que su cruzada no es ganar por ganar, que él no es partidario de la ley del talión.
Esto es una consecuencia más de la polarización, de dividirnos. Pero el propio gobierno ha dicho que en la educación no se trata de la competencia, del individualismo; lo dijo la maestra Ana María Prieto durante la presentación de los libros de texto: “…Es otra manera de pensar no es el individualismo de yo aquí y yo sí sé y yo me saco diez y tú te sacastes (sic) cinco, lero lero, maromero, yo si voy a ser exitoso y tú no. No, no es eso, ¿sí? Ahora el asunto es todos, somos uno para todos y todos para uno” …
Estos vicios que se presentan y existen en las tesis de muchos ahora profesionales son producto de una mala formación académica que viene desde la escuela primaria, desde la creación del sistema educativo.
Es este sistema el que nos dio o no, una sólida base escolar, metodológica, ideológica, científica y comparativa, para ser efectivamente rigurosos en todos nuestros escritos, sean o no escolares.
Siempre oí que la escuela es nuestra segunda casa, entonces es necesario reflexionar qué aprendimos en esa segunda casa, qué estamos usando de esa educación en nuestra vida funcional adulta. Qué estamos exigiéndole a nuestros hijos y qué nos exigieron a nosotros, ¿nos educaron pensando en qué tipo de adultos íbamos a ser? ¿Cuál era el plan de nuestros padres? ¿Cuál el del estado para nosotros? ¿Tenían un plan?
Estas campañas y tendencias mediáticas no desnudan a unas candidatas o a un presidente, hablan de nosotros, de quienes somos, ¿Qué estamos haciendo ahora, nosotros para mejorar como mexicanos? ¿Se trata de pelearnos entre nosotros para demostrar una supuesta superioridad moral, ética, académica? ¿La idea es que a fuerza tienes que denostar a quien sea, porque hiciste una crítica previa de otra persona? Y si no, eres calificado como posible adversario, como conservador de closet, eres indigno, porque no quieres escribir la opinión que se te está exigiendo.
Cinco años de denostar, agredir, insultar, mentir y dividir están dando resultados, no somos una mejor sociedad, no discutimos para mejorar, peleamos… es como quiere el otro o no es… Esto es México, hoy.