Paola Isabel Angulo Bejarano
En los últimos años, los compuestos de origen vegetal han generado creciente interés en la población que busca alternativas naturales que tengan efectos positivos en la salud humana. Compuestos como los terpenos, fenoles y alcaloides, entre otros, poseen actividad antioxidante, anticancerígena, antiviral, antimicrobiana y antitumoral. No obstante, la producción natural está restringida al tipo de planta, al lugar donde crece, y a los efectos del medioambiente limitando los rendimientos que se obtienen. La biología sintética, un área de la biotecnología que permite tomar rutas metabólicas e insertarlas en sistemas microbianos, se ha posicionado como una herramienta poderosa para la bioproducción controlada de compuestos naturales con mayores rendimientos. Esta técnica busca tomar los principios lógicos del cómputo y usarlos para generar biocircuitos que faciliten y optimicen la producción de compuestos para la industria. Dicho desarrollo tecnológico ya ha generado empresas o ‘startups’ con resultados positivos y promisorios en Europa y Estados Unidos; sin embargo, en México son pocas las empresas que han incursionado en este rubro. Conociendo la riqueza de la medicina tradicional mexicana, podríamos tomar elementos de las plantas medicinales y acelerar su bioproducción haciendo más accesibles estos fitocompuestos útiles en formulaciones médicas abaratando sus costos y reduciendo la posibilidad de poner a las plantas medicinales endémicas nacionales en peligro de extinción.
MT