Algunas personas de la administración pública del Gobierno actual sí cumplen con sus lineamientos y mandatos administrativos. Uno de ellos creó, aunque de manera tardía, el Programa Nacional de Protección Civil 2022-2024. Se escribió hasta esa fecha porque el programa que inició en 2019 desapareció debido a que el 27 de julio de 2021 el Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó que el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) se extinguió.
Este plan reconoce que, desde hace dos años, había “debilidades identificadas” en la protección civil del país como “falta de planes y programas de protección civil en los órdenes de Gobierno local y municipal, la desvinculación de los propios programas entre los tres órdenes de Gobierno, escaso ordenamiento territorial a partir de la identificación de zonas de riesgo, carencia de análisis de riesgo para la construcción de infraestructura, un débil o carente sistema de sanciones por incumplimiento de las disposiciones en materia de protección civil… falta de capacitación del personal dedicado a las labores de protección civil…”; lo más importante: “inclinación hacia las medidas reactivas ante los desastres sobre las acciones preventivas y una débil inclusión de los sectores privado y social en el sistema”. Reconoce que hay un caos y que lo que se hace es actuar bajo la lógica de la reacción, no de la planeación.
El plan también reconoce que desde 2009 tiene información histórica de los 461 ciclones tropicales que han afectado al país y asegura que se han aprendido las lecciones que han dejado estos fenómenos. Ante la falta del Fonden, “las acciones de reconstrucción sustentable que deriven de una Declaratoria de Desastre emitida por la Coordinación Nacional de Protección Civil, se… establecen los mecanismos presupuestarios para ejecutar programas y proyectos para atender los daños ocasionados por fenómenos naturales”; por lo que es necesaria la “creación y actualización de nuevos instrumentos financieros, con sus lineamientos específicos, y… la capacitación y asesoramiento sobre la función de cada uno de ellos… esperado es tener mayor eficacia en la aplicación de los instrumentos para beneficiar a la población y evitar pérdidas humanas y materiales”.
Entre las estrategias prioritarias de este programa está el de “actualizar el Atlas Nacional de Riesgos mediante la integración permanente de información útil para la mejor comprensión de los peligros y los riesgos, así como sobre su causalidad para su consolidación como herramienta para la toma de decisiones en materia de prevención”, incluso con nuevas “aplicaciones informáticas”. Entre sus conclusiones asegura que: “Para 2040 se reducirá la mortalidad, el número de personas afectadas a nivel nacional, las pérdidas económicas, el impacto al medioambiente y los daños causados por desastres…”.
Esta es la muestra clara y verdadera de que sí hay un plan, programa, lineamientos, controles y directivas de Gobierno, pero en la práctica real no importan. Las decisiones se toman, en base a las ocurrencias del presidente, porque no sabe que alguien ya hizo su trabajo y porque nadie es capaz de señalar que sí hay instrumentos listos para ponerse en marcha. Tiene razón el presidente: no debería ganar más de lo que gana porque no gobierna, hace conferencias diarias sobre propaganda para su partido, ataca a periodistas y a sus enemigos… nada más; esta semana no tiene otra actividad oficial, no va la zona devastada de Guerrero a supervisar la ayuda, no tiene reuniones de gabinete extraordinarias ni sabe de primera mano las necesidades de la gente en el destino turístico otrora más importante del país. Esta semana se discute el presupuesto. No hay dinero extra para Acapulco; los planes y proyectos son papel mojado. Querían estar en el Gobierno para robar. No son iguales ni peores; son una terrible pesadilla.