Seth Pérez
El intercambio de rehenes entre Hamás e Israel es desgarrador porque se mezcla la alegría de quienes tienen de nuevo a sus seres queridos con la incertidumbre de quienes esperan que sus familiares sean liberados y la pena de quienes han sufrido perdidas cercanas. La pregunta que se repite en ambos lados es: ¿cómo pueden provocar tanto dolor y destrucción? Para los deudos la afectación es una perdida irreparable, es una puerta para el odio y un camino para perpetuar o escalar el conflicto.
Es claro que dos lados antagónicos no compartan algo en común, hasta que ambos comparten la perdida de sus familiares. El miedo a ser atacados es similar al miedo de explorar vías para el dialogo, la reconciliación, las alternativas de solución y las renuncias. Negociar en una mesa de dialogo tiene pocos frutos si los bandos se definen como diferentes y si reina el odio. Construir la paz puede ser menos complejo ahora que cuando quienes tomen decisiones sean los niños qué han experimentado la muerte, incertidumbre y el terror.
En cualquier conflicto, desde familiar hasta la guerra entre países, la escalada será inevitable si existe odio, sobre todo que nace del miedo a ser diferente. Cualquiera que sea su opinión sobre esta guerra, puede identificar que nos pasa lo mismo en nuestra vida diaria. Evitar una escalada de odio comienza en acciones pequeñas, en juicios simples y narrativas cotidianas. Eliminemos el odio de nuestra vida para evitar conflictos. ¿Usted qué opina?