De no creerse, como si fuera “cosa del diablo” (contra Toluca, seguro). Jornada 1, se mandan los primeros cambios al 60’ y justo a los seis minutos, al 66’, nos cae el primer gol en contra; el pasado sábado, los cambios se realizan al 54’ y justo seis minutos después, al 60’, nos cae nuevamente el primer gol en contra.
¿Qué lectura nos deja esto? No es en sí, que la diferencia en tiempo sea exactamente la misma, lo que preocupa es que cada que se hacen cambios se descompone el buen accionar del equipo.
Se jugó una primera mitad aceptable a secas, dado que las estadísticas de todo el partido nos marcan que el América hizo 15 remates, por solamente cuatro nuestros, pero de estos, directos al arco, no hicimos ninguno; ellos tuvieron la posesión de la bola 73 por ciento, y nosotros 27 por ciento; nos cobraron 10 tiros de esquina por tres de los nuestros; nos metieron dos goles contra cero.
Entendemos, que no se le podía jugar “al tú por tú”, pero ir derrotados desde el principio no se vale, de “algo nos tendríamos que morir”, pero no así, totalmente entregados.
Retomando los cambios, Batista (9) por Sierra (23) ¿?; Domínguez (20) por Gómez (12) ¿?; Ayón (26) por Cordero (27) quizá el único congruente, pero “tan malo el pinto como el colorado”; al 82’, sí al 82’, Méndez (28) por Escamilla (5) y Río (32) por Barrera (8), ¿cómo para qué?
En fin, todo un desastre.
Nos seguimos preguntando, ¿y dónde están los refuerzos?
Aunque seguimos pensando que más que en el campo, los refuerzos nos hacen falta en… la directiva.