Enrique Álvarez
Hace unos días hablaba con una persona acerca de Box. Le decía que, sin ser un conocedor de este deporte, me generaba mucha emoción en la década de los noventa y principios del siglo ver pelear a Julio Cesar Chávez, Finito López, Juan Manuel Márquez, Tyson, Paquiao y Oscar de la Hoya. Sus peleas tenían mucho impacto, muchos golpes, y se notaba en los boxeadores el castigo recibido. Reiterando que no conozco el deporte, hoy día ver Box se me hace un tiempo perdido. Ya no se ve un intercambio de golpes y los boxeadores ya no terminan tan castigados. Para quienes no conocemos de técnica y no sabemos observar el deporte, el boxeo ha perdido atractivo.
Creo que lo mismo que me sucede con el box, le pasa a mucha gente que sigue a Gallos Blancos en el futbol. El Club Querétaro ha sido casi siempre un equipo sin resultados deportivos positivos. Pero lograba emocionar a su afición demostrando garra y pundonor. Hoy día la afición se siente defraudada. Su equipo sigue sin ser protagonista, pero ahora tampoco es un gallo de pelea.
El equipo valiente se convirtió en un equipo comodino que consigue un gol y trata de ganar cuidando su ventaja. El tiro sale siempre por la culata y el gallo termina sin triunfo. Alguien debe de avisarle al técnico que su afición quiere emoción, quiere lucha, quiere pundonor. Quiere asistir al estadio y ver una batalla donde se vea que tiene sed de protagonismo. Y esa actitud es la que genera una afición entregada.
Resultados positivos no hay, así que lo que se pide es emoción.