Miguel Ángel Flores/Lo bueno, lo malo y lo peor
LO BUENO
La Sala del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación analiza las propuestas de las magistradas Janine Otálora y Mónica Soto para registrar las supuestas violaciones del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador a la obligada neutralidad que establece el Artículo 134 sobre el papel del Ejecutivo en el proceso electoral. Además, se pretende que el expediente tenga consecuencias jurídicas cuando se califique la elección presidencial de 2024. De aquí la necesidad de tener un equilibrio, autonomía y fortaleza en cada uno de los tres Poderes de la Unión. Nadie, ni el presidente, pueden estar por encima de la ley.
LO MALO
Aquel Andrés Manuel López Obrador que tomó protesta como presidente de México en el 2018, dista mucho del mandatario que está por concluir su sexenio. Más allá de los aciertos que destacan los simpatizantes de la 4T, o de los errores que subraya la oposición, el presidente todavía ostenta un cargo con obligaciones y responsabilidades, pero, sobre todo, está sujeto a respetar la Constitución. La Carta Magna no puede subordinarse a ninguna “autoridad moral o política” del presidente.
LO PEOR
Justo en la víspera del arranque de las campañas electorales, el presidente de México, no solamente sigue siendo protagonista sino el elemento central del movimiento que lo llevó al poder. Los hoy candidatos que en próximos días saldrán a pedir el voto del ciudadano, tienen que convencer al elector a participar en un proceso democrático, libre y ciudadano, donde la decisión de los mexicanos es la que cuenta, y no el interés de un solo grupo político, cúpula o líder moral. Poner la ley al contentillo de cualquier personaje en el poder, significaría el debilitamiento de las instituciones y lo peor para la Nación.