Miguel Ángel Flores/Lo bueno, lo malo y lo peor
LO BUENO
Sin duda, el Partido Revolucionario Institucional se encuentra en el peor momento de su historia, después del 2018 el priismo ha sumado derrota tras derrota. Después de décadas de monopolizar el poder en México, el PRI descendió a la tercera fuerza política detrás de Morena y el PAN, y ahora, su estructura se ha mermado al grado de depender de una atípica alianza para sumar fuerzas contra el nuevo partido en el Gobierno. Pese a ello, son optimistas y celebraron el cumpleaños 95 de su instituto con bombo y platillo, como si las viejas glorias estuvieran vigentes. Bien por ellos.
LO MALO
A nivel estatal, el priismo está casi en estado catatónico, no reacciona a nada. Se encuentra imposibilitado para actuar en consecuencia a las condiciones político-electorales. Subsiste gracias a dos alcaldías y buscan la reelección en dichos Ayuntamientos con una falsa tranquilidad de repetir en automático en el poder por los próximos tres años, pero esto no está definido. Le apuestan a meter al Congreso diputados plurinominales, apenas para tener representación, jugar al empate es jugar a perder.
LO PEOR
Son incapaces de reconocer el estado en el que se encuentra el partido. Dificilmente se puede curar algo cuando no se le da tratamiento, peor aún cuando se niega la enfermedad. El PRI no ha sido capaz de reinventarse, de revolucionarse, de recomponerse ante la crisis de confianza que perdió del elector. Sus dirigentes no ayudan, se empecinan en perpetuar una idea que está más cerca de una idílica ilusión que de la cruda realidad. Hay tiempo para hacer las cosas diferentes, pero, no quieren o no pueden. ¿Habrá PRI para su cumpleaños 100?