Apenas hace unos días, el PRI llegó a 95 años de historia. Una institución política que agrupó a caudillos revolucionarios en aras de promover una sucesión política sin ajusticiamientos ni magnicidios.
En la actualidad, este partido, que fue dominante hasta el año 2000, es la tercera fuerza política. En Querétaro, se ha convertido en una fuerza menor al dominio que se tuvo en su momento. El sexenio 2009-2015, cuando gobernó el estado, fue la última ocasión en que se sintió el apogeo de este partido y de ahí ha ido en picada.
Ahora, en el andar de estas elecciones y tomando en consideración la alianza con el PAN y el PRD, en la cual el primero lleva la mano por ser la principal fuerza política, se ha dado la fuga de personajes que toda su vida militaron en ese partido político. Aún faltan más de 70 días de campaña, pero estaremos viendo un desenlace trágico de este partido.
Quizás, una vez terminadas las elecciones, se haga un análisis concienzudo de esta situación que quizá represente una crisis del sistema de partidos en nuestro país que requiera una reforma profunda a estas instituciones políticas para que representen genuinamente los intereses ciudadanos.