A seis meses del inicio del más reciente enfrentamiento armado entre Israel y las bandas terroristas de Hamás, la dirigencia israelí decidió dar un paso que pone en peligro la estabilidad de la región y que acerca la generalización del conflicto. El lunes 1 de abril, lanzó tres misiles contra el consulado de Irán en Damasco, matando a 12 personas, entre ellas siete miembros de la Guardia Revolucionaria, rama de las fuerzas armadas iraníes.
El ataque israelí al consulado, sujeto de inmunidad diplomática, ha provocado una serie de amenazas de represalias por parte del Gobierno de Irán, pero en el fondo pareciera buscar la guerra abierta entre los dos países. Si esto llegara a ocurrir, la implicación de Estados Unidos, como aliado de Israel, y de Rusia, como aliado de Irán, nos da un panorama de la dimensión de los propósitos y objetivos que parecen perseguirse.
En este panorama, Rusia se encuentra empantanado en Ucrania, sufriendo de ataques dentro de su propio territorio por los drones ucranianos que han llegado a afectar la infraestructura petrolera rusa, en especial refinerías. Se han reportado numerosos ataques de este tipo hasta en sitios cercanos a Moscú.
Por otro lado, Rusia ha utilizado en sus ataques contra Ucrania, drones procedentes de Irán, lo que muestra el grado de involucramiento entre los dos países.
Es de sobra conocido el patrocinio de Irán sobre los grupos terroristas de Hamás en Gaza y en el resto de Palestina, de Hizbulá en el Líbano y de los hutíes en Yemen. Estos últimos, lanzados recientemente a acosar el tráfico marítimo en el Golfo de Adén y el Mar Rojo, lo cual ha obligado a un despliegue militar naval de varios países para proteger las rutas.
El ataque sin precedentes de Israel deja la posibilidad de represalias similares, es decir, ataques contra sedes diplomáticas israelíes alrededor del mundo. Hay que recordar que esto ya ha ocurrido. En 1992 y 1994 fue atacada la embajada de Israel en Argentina y dos años después se dio el ataque a la asociación israelí AMIA en Buenos Aires.
Al margen de los afanes del dirigente Benjamin Netanyahu por mantenerse en el poder en medio de una crisis política interna y de la pérdida de liderazgo en la sociedad israelí, no se sabe el grado de desarrollo de la capacidad nuclear de Irán, por lo que un enfrentamiento militar entre estos dos países resulta impensable.
MT