Alejandro Gutiérrez Balboa
El presidente argentino, Javier Milei, ha acusado de corrupta a la esposa del jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, con lo que se abrió una crisis diplomática entre los 2 países, al exigir España disculpas públicas a Milei y retirar sine die, sin plazo establecido, a su embajadora en Buenos Aires.
Ciertamente, la prudencia y autocontrol declarativo no es la principal virtud de Milei; todo mundo conoce sus excesos verbales, en especial cuando se refiere a la izquierda, a los populistas y a los corruptos. Esa personalidad fue uno de los factores que lo llevó a la presidencia de su país, hace 5 meses.
Por otra parte, tampoco ha sido la mesura lo que ha caracterizado al presidente español ni a algunos de sus ministros o liderazgos, cuando se ha referido a su contraparte argentina. Lo que menos han dicho de él es que es un fascista, un autoritario, un reaccionario, antidemocrático y hasta un ministro se atrevió a sugerir que consumía “sustancias”; no ha habido freno alguno para descalificar a Milei y lo que representa. Por otra parte, ciertamente la esposa de Sánchez está siendo investigada por tráfico de influencias.
Voceros del gobierno español se quejaron de haber recibido de buena fe a Milei, de haberlo tratado con todo respeto y de haberle proporcionado toda clase de facilidades en su viaje a Madrid, pero la realidad es que, como presidente de Argentina, no fue recibido ni por el Rey ni por el jefe de gobierno.
El mandatario argentino ya se peleó con los presidentes de Colombia, de Brasil, de México; ha descartado vincularse a las dictaduras de Cuba, Venezuela, Nicaragua y China y le ha dedicado una muy amplia gama de epítetos a todos los socialistas del espectro político. Su posición es muy conocida y su país viene de una tremenda crisis provocada por las políticas corruptas del socialismo-populismo.
Ciertamente que Milei no tiene nada de diplomático y mucho habrá de aprender de este tema, vital para su país. Pero ni siquiera el gobierno español logró consenso entre las principales fuerzas políticas en su indignación contra el mandatario argentino. El Partido Popular, principal opositor, se desmarcó desde un principio a una medida que calificó de electorera, si bien posteriormente su dirigente pidió a Milei se disculpara. En resumen, demasiados truenos para tan poca tormenta y un intento nada digno de querer sacarle jugo a un deslenguado que seguirá señalando con índice de fuego a los corruptos causantes de la pobreza generalizada.