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Destruir es menos complicado que construir, un buen ejemplo es cómo Alejandro Moreno en poco más de 5 años, logró destruir un partido que tenía 90 años de historia con más éxitos que derrotas

18 de junio 2024

Roberto Mendoza

Destruir es menos complicado que construir, un buen ejemplo es cómo Alejandro Moreno en poco más de 5 años, logró destruir un partido que tenía 90 años de historia con más éxitos que derrotas. Alguna vez el Partido Revolucionario Institucional tuvo todo el poder, hubiera podido continuar, pero los ideólogos en sus filas comprendieron que el poder absoluto destruiría al país y ellos mismos abrieron espacios para una transición democrática que propicio la renovación de México y abrió espacios para que todos pudiéramos experimentar la tolerancia y la pluralidad después, la plena libertad de elegir a nuestros gobernantes.

El PRI construyó una manera aún vigente de hacer política, creó a su manera una base social, ciudadana y de gremios; fue valiente y compitió con candados y condiciones equitativas, innovó y puso por primera vez piso parejo. Perdió elecciones incluso las presidenciales y surgió de sus cenizas para regresar al poder, todo gracias a mujeres y hombres priistas, que se dedicaron a imaginar y pensar sin despreciar a nadie, fueran militantes, simpatizantes o simplemente mexicanos.

Hoy el PRI tiene en la presidencia a un dirigente que antepone la bravuconería a la razón, la vulgaridad a la generosidad, es capaz, a nombre de todos los priistas, de mandar un mensaje donde presta su hombría a un contrincante para supuestamente defender al país. El partido que creó la idea de la base de las estructuras partidistas y aún es semillero de personalidades políticas merece un líder que no tiene, un pensador serio de tiempo completo, rodeado de voces criticas que lo retaran a ser mejor; en cambio tiene aplaudidores, no todos mexicanos, su principal asesor es un extranjero que desprecia, porque no entiende, nuestra idiosincrasia política.

¿Cómo puede un partido político exigir democracia y piso parejo si dentro de su organización no existe esa oportunidad? ¿Cómo puede un partido representarnos si en sus filas no se permite la crítica, ni la disidencia? Si los órganos del PRI están al servicio de una sola persona, que no nos digan que apoyan la democracia. Alito, al presidente del partido le gusta que le digan por su apodo, es el primero que quiere cambiarle el nombre y el logotipo, es quien va a enterrar 90 años de historia. Si lo que quiere es sólo poder, que se pruebe y forme otro partido, ya mucho a destruido, no estaría mal que construyera algo para que el mismo aprecie, la diferencia.

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