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Hace 10 días fueron las elecciones en Venezuela, el caos en el que está sumido el país es enorme y preocupante. En los últimos 15 años hemos visto cómo esta nación con amplias riquezas petroleras, personas valiosas, educadas, fuertes y hasta hermosas se han empobrecido, pauperizado en todo sentido

6 de agosto 2024

Roberto Mendoza

Hace 10 días fueron las elecciones en Venezuela, el caos en el que está sumido el país es enorme y preocupante. En los últimos 15 años hemos visto cómo esta nación con amplias riquezas petroleras, personas valiosas, educadas, fuertes y hasta hermosas se han empobrecido, pauperizado en todo sentido. Por ejemplo, los niños no van a la escuela a diario sino dos o tres veces a la semana, el sistema de salud es ineficiente, no hay ni siquiera lo más mínimo como gasas o suero, para programar una operación, en casi todos los casos, la espera es de hasta 8 años.

La inflación a pesar de que se ha ido controlando, es como de ficción, pues la subida de precio en 2019, la más alta de los últimos 10 años, alcanzó la absurda cifra de 65 mil por ciento, aunque en este año sólo va subiendo un 99% lo acumulado provoca que haya venezolanos que comen de la basura. Muchos no han encontrado otra opción más que migrar, casi 8 millones de venezolanos, de 32 que viven en ese territorio, han huido con la esperanza de encontrar un mejor futuro. El control de Nicolás Maduro es a través de las fuerzas armadas, dando continuidad al supuesto legado de su antecesor, pero él, no es el comandante Hugo Chávez, el actual presidente de Venezuela es poco carismático, inculto y hasta torpe, hoy tiene problemas para mantener la cohesión de las fuerzas armadas bajo su mando.

Ya tiene 12 años en el poder, contando su interinato antes de la muerte de Chávez, intenta gobernar otros 6 y completar 18. Son pocas las opciones que tiene Maduro para mantenerse en el poder, todas pasan por la violencia, la mano dura, todo el peso de la ley y la cárcel a sus adversarios, en el mejor de los casos; su justificación es casi mágica, por lo menos mística: la defensa de su régimen a través del cristianismo, el humanismo, el bolivarismo, el socialismo del siglo XXI y claro el Chavismo, una supuesta cruzada contra un fascismo imaginario, el imperialismo, la derecha y hasta el satanismo. En estos momentos no está claro si triunfará, pero otros seis años bajo su mando destruirán Venezuela.

México tiene mucho que aprender de la tierra de Bolivar, no es igual, no vivimos en una dictadura, el presidente Obrador no se intentó reelegir, hay una presidenta electa, habrá un nuevo régimen, sí tenemos problemas, muchos, pero nuestro gobierno es civil, sí estamos mal en educación, salud, seguridad, economía y en otras tantas, pero tenemos opciones para paliar las malas decisiones del gobierno con nuestros recursos físicos e intelectuales, no somos Venezuela y nosotros –estoy seguro- no vamos a permitirnos llegar a ese extremo, sin embargo, estemos atentos y mirémonos siempre, en ese espejo.

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