Pese a las amenazas de Trump, es de esperarse que Irán tome represalias por el asesinato de su máximo líder militar
Alejandro Gutiérrez Balboa
Pese a las amenazas de Trump, es de esperarse que Irán tome represalias por el asesinato de su máximo líder militar, Qassem Suleimani, así como de otras figuras, entre ellas Abu Mahdi Al Mohandus, jefe de uno de los grupos que combatió al Estado Islámico y aliado de Irán.
La muerte de Suleimani beneficia a un amplio abanico de aliados norteamericanos en Medio Oriente, pero a ninguno como Israel. Los norteamericanos les hicieron un trabajo que con gusto hubieran efectuado. Con todo, los costos y las repercusiones resultan imprevisibles.
Suleimani fue el artífice del empoderamiento iraní en la región, confrontando al Estado Islámico, pero también a la influencia turca, saudita, norteamericana e israelí. Sus métodos fueron de la guerra irregular y casi siempre a través de grupos utilizados por Irán, como Hezbolá de Líbano, a los que usó para combatir las fuerzas que pretendieron derrocar al presidente sirio Bashar al-Asad, cuyo apuntalamiento representa la gran victoria iraní en el actual conflicto. Su presencia e influencia en Siria no pasó inadvertida para Israel, que atacó varias de las fuerzas propias o aliadas de Suleimani en suelo sirio.
Irán no confrontará en una guerra abierta a Israel ni a Estados Unidos, pues, pese al apoyo ruso y chino, tiene muy pocas o nulas posibilidades de ganar. Pero en el marco de la guerra irregular, posee una fortaleza asombrosa y contará con el decidido apoyo de sus poderosos aliados, también maestros en ese tipo de confrontación. El abanico de posibilidades es enorme e impredecible, desde ataques cibernéticos, terroristas, atentados utilizando armas no convencionales y grupos instrumentales, en cualquier teatro, incluidos los de sus enemigos.
Uno delos costos del ataque de Trump es la decisión del Gobierno iraquí de demandar el retiro de las fuerzas norteamericanas del país. Estados Unidos tenía años tratando de hacerlo, pero jamás bajo este escenario. Después de todo, Trump engañó al primer ministro iraquí, el kurdo Adil Abdul Mahdi, ya que al tiempo de solicitarle su mediación con Irán, enviaba los helicópteros y drones atacantes en suelo iraquí, sin permiso y sin conocimiento de sus autoridades.
Suleimani utilizó y auspició el terrorismo como método. Sus sucesores no modificarán la gran estrategia iraní, por lo que el mundo no es más seguro con su desaparición. Cuando Trump afirma que tiene a Dios de su lado, se dificulta distinguir la diferencia con sus enemigos islámicos. Pero para él, una reelección bien vale el costo.