El COVID-19 nos ha recordado que el ser humano no es el centro del mundo
Jorge Carrión
Varias novelas y ensayos recientes han empezado a representarnos en unas proporciones más adecuadas y más éticas, en consonancia con el reto de no acabar de destruir el planeta.
Para crear la Constelación de los Caídos desde el desierto de Atacama, los familiares, sus simpatizantes y Amnistía Internacional se proponen bautizar 26 estrellas con los nombres de las 26 personas que fueron ejecutadas allí en octubre de 1973, durante la dictadura de Augusto Pinochet en Chile. “Crearemos el primer monumento en el universo donde se conocerán sus historias y sus vidas a través de sus estrellas”, escribe la escritora Nona Fernández en Voyager.
El título ya nos señala cuál es el lugar de los seres humanos en la escala que asume la novela. Aunque la narradora nos cuente la vejez de su madre, su propio parto o la vida de Mario Argüelles Toro –uno de los exterminados–, el texto abre su diafragma hacia el cosmos.
La historia del universo, la magnitud de las constelaciones o el nacimiento y la muerte de los soles nos insertan en un espacio y un tiempo en los que no somos prácticamente nada (la mota del polvo de una estrella que hace miles de años que desapareció, aunque la veamos brillar todavía).
Si durante las últimas décadas una parte de la literatura que importa ha trascendido las fronteras nacionales o continentales y se ha atrevido a narrar la dimensión humana del mundo entero –lo que ha provocado un incipiente canon de libros globales–, ahora nace una nueva narrativa de I+D: de investigación y desarrollo de nuevas perspectivas artísticas.
Sus primeros títulos no solo conciben a sus personajes como puntitos rojos en mapas de Google Earth, sino que incluso llegan a invertir la perspectiva para escapar del biocentrismo o del codigocentrismo.
En vez de narrar espacios arquitectónicos, urbanos o transnacionales; cuentan la biosfera, el fondo de la Tierra, el espacio y tiempo cósmicos para hacer más precisa y más justa la representación de lo real.