Raúl D. Lorea
@ArqLorea
Hace un par de sexenios, cuando fui servidor público, participé en unas reuniones bastante interesantes donde acudíamos representantes de los municipios, del Estado y de la Conagua. El objetivo era intercambiar ideas y propuestas sobre los proyectos que podrían garantizar una mejor gestión del agua.
Se dialogaba desde una perspectiva meramente técnica, pero la autorización de los proyectos dependía de un criterio meramente político.
De esas reuniones, recuerdo un gran colector que recorrería varias comunidades del municipio de Huimilpan y de Corregidora, dirigiéndolas a una gran planta de tratamiento que estaría localizada en una zona estratégica y que tendría capacidad para ayudar a sanear aguas negras del municipio de Querétaro también.
Este gran proyecto solo podía ser liderado por una institución de jurisdicción superior a los municipios, ya sea el Estado o la Federación. En aquel tiempo, era el liderazgo técnico de la Conagua donde se gestaba dicho proyecto.
Finalmente, el megacolector y su planta de tratamiento no se autorizaron. La idea se mantuvo viva un tiempo hasta que cambió la Administración federal.
El agua, como todos los temas relacionados con el medioambiente, no se detiene entre estados, municipios, parcelas, propiedades y naciones. Tiene su cauce y debemos aprender a cuidarlo y respetarlo.
Hoy debemos revalorar al agua y, si bien ya hay propuestas para garantizar el abasto a nuestra ciudad, también valdría la pena retomar aquellas ideas que garanticen su tratamiento y reaprovechamiento, de forma sustentable y devolviéndola limpia a la naturaleza.