Del pasado viernes 17 al lunes 20 de noviembre se realizó a nivel nacional el tan esperado y detonante Black Friday Mexicano.
Fueron cuatro días intensos, de mucho movimiento e incluso de desesperación, para la realización de compras en tiendas departamentales y vía internet.
Fue como entrenar para el maratón y colocarse en la línea de salida, tomar la posición de algo similar al arranque y esperar la señal para salir y ganar una competencia de precio y producto.
Días previos al 17 de noviembre, varias personas realizaron su lista de necesidades y cosas que querían y o necesitaban cubrir, satisfacer o autoregalarse. Posteriormente, ya con el deseo instalado, prosiguieron con la investigación de costos, ofertas, existencias y lugares por visitar.
Llegado el momento de apertura de las tiendas, el/la comprador/a estuvo listo para iniciar sus compras. Los centros comerciales abrieron más temprano y otros cerraron en horarios no acostumbrados para abrir a media noche. Comienza a subir la temperatura, la adrenalina y la agresividad que generaban y estimulaban el clima social dentro de las mismas.
Se observó tráfico en las calles, discusiones y golpes por ganar los cajones de estacionamiento. Dentro de las tiendas las personas se arrebataban los últimos artículos en existencia, sacando lo mejor y peor de cada persona.
Hoy, a unos días de haber culminado en la euforia del Buen Fin, se presenta la dualidad, placer generado por el bienestar del nuevo producto adquirido, versus la programación de pagos y ajuste presupuestal. Si hoy tu sensación después de la compra es constructiva, placentera y armónica frente a la deuda, estás frente a una buena compra, con características de ser inteligente y estratégica. Si no es así, entonces te dejaste llevar por la euforia del momento, de lo atractivo de un producto o la tentación de tener algo sin necesitarlo. Los pagos a realizar en la deuda adquirida nos dejarán un mal sabor de boca. Te invito a tener conciencia de tus necesidades, realidades que generan las compras, en temporadas donde gana la falta de conciencia en cuanto lo necesario o deseado. Y a ti, ¿cómo crees que te fue en este Buen Fin?